seguir luchando contra la burocracia
Claro que ella no está, CIERTO ÉL NO ESTUVO...
De Jorgelina E. Rodriguez.
Claro que ella es mi corazón, y el
músculo sólo funciona si sonríe.
Sus partidas me dejan sabor a hiel
en los labios que no me rozan, codos raspados sosteniendo mi cabeza
con el caos de los malditos pensamientos
a su encuentro, huésped de su cuerpo.
Hija de la niebla y de la lluvia
eterna, del sol oscuro, las largas noches de soledad, el vuelo del rinoceronte,
el amor de la sierpe, la belleza de los ángeles, el romántico rumiar de la
vaca, la pestilente enfermedad de mis poros al sudarle sangre.
Claro que él es mi hombre y mi alma
ronronea como un gato cuando me ama.
Sus pasos me legan al padre que no
ha sido, la nostalgia de mi locura amada
de callejuelas en suburbios donde cada ser es un laberinto, tambores
del infierno perdido en el confín eterno, lo encuentro.
Hijo del universo y de los
inframundos, de mi eterna y ciclotímica tempestad, de sabores a miel en mis
pezones de olores sin sabores.
Estrategia poética que dan lugar al eterno silencio en la
soledad de sombras.
Mortalmente terreno, tal como yo de
embriaguez de muerte que dibuja aquí y ahora la cadena ausente en el arenal de
mi mente.
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