...gordura con hinchazón...
En nuestra sociedad se transita diaria mente por la llanura política y social, teñida por la costumbre.
La costumbre se desliza suave, sin ruido, sin aviso y cubre lentamente el cuerpo, los sentidos, la mente, el corazón, las arterias.
Cubre silenciosamente el espacio, el campo de vida, la sociedad; y es el manto, cual sombra, se aposenta sobre los valores morales y espirituales y neutraliza la vergüenza; la dignidad, los sentimientos.
La costumbre es amorfa, descolorida, suave, no tiene peso.
Es arrobo, tibieza, ternura, paz, comodidad.
Es el parsimonioso andar de la vida misma que, permite sentarse en la comodidad de la desidia, con un cigarro, una copa de vino, y prestos a charlar de bueyes perdidos, en el arrobo y tibieza que que dà la paz, en la comodidad económica-financiera.
O es el zarandearse dentro del colectivo; o viajando apretujado en el subterráneo, en el tren, e, involucrarse en los dimes y diretes que acontece en las oficinas, compartiendo los tiempos con amores prohibidos, frustrados, pesados, achatados por el "salario del miedo" y sirviendo al monstruo panzón burocrático.
La costumbre neutraliza los olores, la mirada, el tacto, los sabores y el oído.
La costumbre adormece y es la simpleza que cubre travesuras y picardías, y agiliza el fracaso.
La Costumbre es amplia y no "discrimina", acepta el vocinglero susurro de los poderosos y mediáticos, que alientan, incentivan y promueven la vida fácil y los instan, a cabalgar en el viejo, cansado, y explotado caballito de la "esperanza"
La Costumbre consume lealtades, fe, confianza, familia, hábitat, tiempos y armonías y, confunde, entre ellos, "el querer Ser", con "Ser"
Confunde roles y capacidades, confunde idoneidad con ineptitud.
En esta sabana, "La pobreza", maleable herramienta de usos varios, se consume en egos raquíticos integrales, que cubren las urgencias de la voracidad antropófaga de los otros.
Por esta simple razón de la costumbre, la vivencia política con sus protagonistas, elegidos y sufragantes, viven con la atracción fatal de la necesidad.
En la sabana de la costumbre, en esa llanura, conviven todas las especies y se miran y se ven todos a la misma altura. Todos iguales. Y creen que tienen los mismos beneficios, las mismas herramientas, iguales oportunidades, las mismas capacidades, las mismas experiencias, ¡los mismos derechos y obligaciones! pero, clic, ¡despierta errante ego! No es lo mismo "grasa que chicharrón"
No es lo mismo "Votar que elegir"
Elegir...lo hace el que puede y tiene.
Votar...es la costumbre de ser arriado y entrar a Linier por las mangas.
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