Este domingo, las calles han quedado desplobladas del transito cotidiano y, asoma una cierta tranquilidad pueblerina. Ocurrre en los barrios aledaños a la Capital Federal o la Ciudad Autónoma.
Los vecinos, aprovechando el hermoso día que nos tocó, por gracia divina, sol, aire y ganas de vivir, se ha prestado para que salgamos a las calles, despreocupados, observando jugar a los niños, a los jovencitos que se reunen en las placitas, calles casi desiertas y, se abocan generalmente a jugar a la pelota.
Alguna vez habremos escuchado que; "El poncho de los pobres" se lo denominaba al sol. El sol cumple la función de "calentar", "abrigar" en esos casos, a los necesitados. Y, se lo metaforeaba con El Poncho. Prenda que solían usar los ciudadanos para neutralizar el frio, viento y lluvia.
Como los menos pudientes no tenían esa prenda, solo quedaba que saliera un sol radiante para calentarse y sobrellevar la presencia climática.
Hoy, con la tecnología de punta, las telas para hacer prendas de uso normal, tienen buena trama y calidad e inundan el mercado.
Para los que tenían poncho y poder adquisitivo, hoy, aunque gambetean dole al Index de Moreno, acceden a prendas con tramas térmicas, polarizadas, impermeabilizadas y son antibalas, que regulan las temperaturas en sus usuarios y resguardan la vida.
El poncho de los pobres, habría quedado colgado en la percha de la tradición, pero, pero, he aquí que El Sol, vuelve a cobijar, vuelve a entibiar mas allá de la piel,a la psicosis del miedo, a la delincuencia común.
El sol, metido de lleno en el día, ha invitado a salir a dar una vueltita a las familias o, simplemente, salir a sus veredas y patios sin temor a que los asalten sin miramiento alguno. Esta vez, El Poncho es para los que tienen un mejor pasar.
En mi recorrida, también he observado que, cuando mas alejados de la gran urbe y de los centros cabeceras de distritos, veo que las iglesias electrónicas tienen asentamientos muy cerca entre si. A dos o tres cuadras una de otra y, todas tienen asistencia perfecta. Algunas de las que tienen radios, emisoras propias, hasta ponen colectivos al servicio de sus acolitos. No solamente los dirigentes politicos o gremiales, también estos grupos religiosos, aplican el método de llevar a sus seguidores en colectivos.
Otro aspecto que llama la atención es, (mas allá de kioscos, panaderías, super mercados de Chinos, pequeños despachos de cualquier comestible. en esquinas, una frente a otra, venden facturas, bolas de fraile, tortillas, chorizos a la parrilla) decía; es, la compra de materiales como ser, cobre, heladeras, lavarropas, perfiles, bronce y, una serie de elementos que en las pizzarras a los fines, se ofrece la cotización.
A ojos vista, la gente del lugar, no se extraña de nada e instala practica y rápida, una venta de cualquier cosa y como si fuera un hecho natural, el barrio acompaña.
El Sol, El poncho de los pobres, cubre otras necesidades sociológicas que se ha hecho cultura, costumbre, adentrandose en la condición social de los menos pudientes y, quiza, ya no pueda entibiar, el alma, el espiritu de la condición humana que se ha desmadrado y, como "el barrio es malo y comenta", todos saben quien es quien, por eso, estan identificado los que cometen los actos malos pero, nadie señala a nadie. Asi, el malo le haya robado la única gallina y se pasee entre ellos con amplia sonrisa.
El miedo es la práctica saludable. No se, no entiendo, no vi, no escuche, no lo conozco... Por eso, se ve, al mirar las calles como si fuera un caminito de hormigas, lleno de pibas y pibes, despreocupados, carcajeandose y vestidos con pilchas de onda y zapatillas de doscientos o trescientos pesos como minimo y, un polular de motos de cilindrada mediana.
Que "El Guille" duerma tranquilo, aquí, los números del Index no les afecta ni les preocupa. ¿El Index, la inflacción?, no, no los conozco diga.
Los vecinos, aprovechando el hermoso día que nos tocó, por gracia divina, sol, aire y ganas de vivir, se ha prestado para que salgamos a las calles, despreocupados, observando jugar a los niños, a los jovencitos que se reunen en las placitas, calles casi desiertas y, se abocan generalmente a jugar a la pelota.
Alguna vez habremos escuchado que; "El poncho de los pobres" se lo denominaba al sol. El sol cumple la función de "calentar", "abrigar" en esos casos, a los necesitados. Y, se lo metaforeaba con El Poncho. Prenda que solían usar los ciudadanos para neutralizar el frio, viento y lluvia.
Como los menos pudientes no tenían esa prenda, solo quedaba que saliera un sol radiante para calentarse y sobrellevar la presencia climática.
Hoy, con la tecnología de punta, las telas para hacer prendas de uso normal, tienen buena trama y calidad e inundan el mercado.
Para los que tenían poncho y poder adquisitivo, hoy, aunque gambetean dole al Index de Moreno, acceden a prendas con tramas térmicas, polarizadas, impermeabilizadas y son antibalas, que regulan las temperaturas en sus usuarios y resguardan la vida.
El poncho de los pobres, habría quedado colgado en la percha de la tradición, pero, pero, he aquí que El Sol, vuelve a cobijar, vuelve a entibiar mas allá de la piel,a la psicosis del miedo, a la delincuencia común.
El sol, metido de lleno en el día, ha invitado a salir a dar una vueltita a las familias o, simplemente, salir a sus veredas y patios sin temor a que los asalten sin miramiento alguno. Esta vez, El Poncho es para los que tienen un mejor pasar.
En mi recorrida, también he observado que, cuando mas alejados de la gran urbe y de los centros cabeceras de distritos, veo que las iglesias electrónicas tienen asentamientos muy cerca entre si. A dos o tres cuadras una de otra y, todas tienen asistencia perfecta. Algunas de las que tienen radios, emisoras propias, hasta ponen colectivos al servicio de sus acolitos. No solamente los dirigentes politicos o gremiales, también estos grupos religiosos, aplican el método de llevar a sus seguidores en colectivos.
Otro aspecto que llama la atención es, (mas allá de kioscos, panaderías, super mercados de Chinos, pequeños despachos de cualquier comestible. en esquinas, una frente a otra, venden facturas, bolas de fraile, tortillas, chorizos a la parrilla) decía; es, la compra de materiales como ser, cobre, heladeras, lavarropas, perfiles, bronce y, una serie de elementos que en las pizzarras a los fines, se ofrece la cotización.
A ojos vista, la gente del lugar, no se extraña de nada e instala practica y rápida, una venta de cualquier cosa y como si fuera un hecho natural, el barrio acompaña.
El Sol, El poncho de los pobres, cubre otras necesidades sociológicas que se ha hecho cultura, costumbre, adentrandose en la condición social de los menos pudientes y, quiza, ya no pueda entibiar, el alma, el espiritu de la condición humana que se ha desmadrado y, como "el barrio es malo y comenta", todos saben quien es quien, por eso, estan identificado los que cometen los actos malos pero, nadie señala a nadie. Asi, el malo le haya robado la única gallina y se pasee entre ellos con amplia sonrisa.
El miedo es la práctica saludable. No se, no entiendo, no vi, no escuche, no lo conozco... Por eso, se ve, al mirar las calles como si fuera un caminito de hormigas, lleno de pibas y pibes, despreocupados, carcajeandose y vestidos con pilchas de onda y zapatillas de doscientos o trescientos pesos como minimo y, un polular de motos de cilindrada mediana.
Que "El Guille" duerma tranquilo, aquí, los números del Index no les afecta ni les preocupa. ¿El Index, la inflacción?, no, no los conozco diga.
No comments:
Post a Comment