Tengo miedo de perder todo lo que logré...
Por Alejandra Stamateas
Génesis 22: 1-3 "Pasado cierto tiempo, Dios puso a prueba a Abraham y le dijo: ¡Abraham! Aquí estoy, respondió, y Dios le ordeno: Toma a tu hijo, el único que tienes y al que tanto amas, y ve a la región de Moria. Una vez allí, ofrécelo como holocausto en el monte que yo te indicare. Abraham se levantó de madrugada y ensilló su asno. También cortó leña para el holocausto y, junto con dos de sus criados y su hijo Isaac, se encaminó hacia el lugar que Dios le había indicado."
¿Cuántas sintieron miedo de perderlo todo ¿Cuantas lograron cosas en la vida?
¿Cuántas tienen algún temorcito de perderlo?, ¿y si lo pierdo?, ¿y si me quedo sin nada?, ¿y si después de tanto esfuerzo?... ¿qué hago?, y estás con miedo.
¿Qué cosas lograste en la vida? porque para cada una es personal, lograste una familia estable, lograste una posición económica más o menos aceptable, lograste tener una casa, un auto, lograste un trabajo permanente, lograste un ascenso, lograste que tus hijos estuvieran en paz, o que estudiaran, o que se casaran todos y estuvieran bien casados, lograste tener el hijo que tanto querías ¿qué lograste?
Cada una de nosotras hemos logrado algo o varias cosas en nuestra vida y ¿qué te pasa cuando pensás que tal vez puedas perder algo de eso? que puedas perder esa posición económica, ese trabajo, porque te echan o por la situación del país, o que tal vez pierdas los pocos ahorros que tenés, entonces hay un temor y cuando uno tiene miedo de algo, una empieza a actuar frente a eso que logró de una manera no tan relajada, porque empieza a cuidarlo más, o no saber cómo cuidarlo, o estar pendiente o ansioso por eso que tiene, porque tiene miedo a perderlo, lo cuidás más, lo controlás más, a ver si mi marido se me va, a ver si mis hijos entran en cualquiera, a ver si este dinero alguien me lo roba, estás todo el tiempo controlando más, pensando todo el día en que tal vez puedas en algún momento llegar a perderlo y dejaste de disfrutar de la vida, porque ahora estás pendiente de lo que lograste.
O por ejemplo tenés tu dinero, tus ahorros, decís, no, si lo puedo perder mejor lo guardo, no lo uso, lo meto debajo del colchón y no disfrutás de ese dinero que obtuviste, no hablás de eso para que nadie se entere de lo que obtuviste, y decís a ver si alguien es envidioso y me hace algún trabajo y me lo quita, o sea hay muchas reacciones emocionales que tenemos frente a algo que hemos logrado y que tenemos miedo de perderlo.
Y esto es lo que le pasó a Sansón, por eso yo le puse el síndrome de Sansón. Sansón era un hombre que había nacido con muchas ventajas, como para ser un hombre de éxito, hay gente que nace con ventajas y logra el éxito, hay gente que nace sin ninguna ventaja, pero sin embargo dirige su vida y termina su vida en éxito, y hay gente que nace con ventajas y nunca logra el éxito, o que nace sin ventajas y tampoco nunca logra el éxito.
Sansón significa sol, o sea, Sansón nació para brillar, el día que Sansón nació dijeron en Israel: llegó el sol, porque vos y yo hemos nacido para brillar. El día que nacimos se iluminó la tierra porque hemos nacido para brillar al igual que Sansón, que tenía una fuerza sobrenatural.
Sansón, nadie lo veía a él y pensaba que tenía fuerza, porque era un hombre común y corriente, uno se lo imagina musculoso, con pelo largo, no, él era un hombre promedio, no era un súper musculoso y medía tres metros, no, eso no, porque si no Dalila no le hubiese preguntado cuál es el secreto de su fuerza, porque si vos ves a uno musculoso sabés de donde viene la fuerza, pero Dalila preguntaba, porque lo veía debilucho, flacucho, como puede ser que tengas tanta fuerza siendo esto que sos. La fuerza no venía de sus músculos, la fuerza era una fuerza sobrenatural, como la que tenés vos. Todo lo que tenés y todo lo que has logrado ha sido por voluntad de Dios, porque Dios te lo quiso dar, te lo quiso regalar, te pertenece, es tuyo y es algo sobrenatural que tenés que empezar a disfrutar.
Sansón con todo lo que tenía, que Dios le había dado, le había dado la capacidad de brillar y una fuerza sobrenatural, un hombre que se elevó por momentos a alturas increíbles y tuvo grandes éxitos por momentos, pero por momentos se hundió a profundidades increíbles tuvo todo y no tuvo nada.
¿Cuántos conocen gente que tuvieron todo y después perdieron todo? por una mala administración.
¿Qué podemos aprender de la historia de Sansón? hay dos cosas muy importantes.
Primero: Sansón se juntó con la gente equivocada. Dice la Biblia: "el que anda con sabios sabio será. Pero el que se junta con necios, será quebrantado"
.
Y Sansón toda la vida hacía fiestas con los filisteos, que eran el enemigo al que tenía que destruir, sin embargo él siempre se juntaba con lo que tenía que destruir de su vida.
Yo te hablé acerca de juntarse con la gente incorrecta, no porque esa gente sea mala, sino porque no te ayuda a crecer, puede ser que la persona que esté al lado tuyo sea muy buena, pero si no te ayuda a crecer no te sirve, no estamos hablando acá del carácter de la persona, o que sea un desastre, sino que esa persona no te ayuda al crecimiento.
Si por ejemplo a vos te gusta comer mucho, y de pronto te juntás con otra mujer que le gusta comer mucho, la otra no es una mala mujer, pero si vos querés bajar de peso no te conviene juntarte todos los días con esa persona, porque se van a ir a un lugar y se van a comer de todo.
El otro día me decía una mujer que le pasa lo mismo, se juntó con una mujer a la que le gustaban las tortas, los postres, no te pierdas esto y terminé con quince kilos de más, que para bajarlos me cuesta la vida. El que anda con sabios, sabio será. Si vos formaste una familia y no querés perderla, porque hay paz en tu familia, no vuelvas a juntarte con tu ex, porque decís y bueno, pero él viene a casa, me golpea la puerta, y yo me acuerdo de las viejas épocas, y bueno no le puedo negar pastora, él me pide y yo no le puedo negar y vos formaste una familia nueva, conseguiste tener una familia distinta, armaste tu lugar y de pronto volvés a lo viejo, como no vas a perder esto sino sabes cuidar esto, porque volvés a lo viejo.
Si yo tengo un grupo, logré acá tener un grupo espiritual, porque mi pastora me puso como líder de un grupo espiritual, y de pronto yo llego tarde, no vengo a la adoración, me quedo dando vueltas por ahí, decís, total me voy al final en la oración, es lo mismo, no preparo mi grupo, entonces lo voy a perder, porque no he sabido cuidarlo, porque no me he sabido juntar con mentores correctos, entonces tengo que aprender a cuidar lo que he logrado, porque si no lo sé cuidar lo voy a perder.
Si yo conseguí estabilidad económica y digo, ahora tengo un trabajo, gano mi sueldo, hice un buen negocio, una buena inversión, y ahora tengo dinero ahorrado, no le prestes a cualquier persona que venga a pedirte, porque tal vez antes prestaste tanto que ahora te quedaste sin nada, porque la costumbre o el hábito tuyo era de prestarle a todo el mundo. Yo he escuchado miles de mujeres que han caído en lo mismo, que han dicho: ¡Ay! cobré esta plata, adminístramela vos, cuidala vos que vos sabés, hacé una inversión vos, y la plata se va. Si Dios te dio algo tenés que cuidarlo, pero decís, el otro sabe mejor, ¿quién te dijo? si el otro supiera mejor, Dios se lo habría dado al otro no a vos, si Dios te confió algo es porque sabe que hay potencial y capacidad dentro tuyo para administrarlo, amén.
Siempre va a haber alguien que te va a decir, juntaste la platita, cobraste la jubilación, dámela yo la tengo en casita, para que no la tengas, que te la pueden robar, deci ¡no! Sino querés perder algo cuídalo vos. O, tengo el dinero y digo, ya que gane esto y el mes que viene voy a ganar tanto, pido prestado para adelantarme, no, porque vos sabés muy bien que el que debe es esclavo, el deudor, dice la palabra de Dios, es esclavo del acreedor y acá en este ministerio no estamos para ser esclavos de nadie, somos mujeres libres, por eso no tengas deudas con nadie, no pidas prestado a nadie. Dios te va a dar y cuidá lo que Dios te dé y administralo con la sabiduría que Dios te ha dado.
Vos tenés que saber exactamente que es lo que vas a hacer con eso que ahora obtuviste y acá te voy a leer un pasaje que me impactó muchísimo.
Jeremías 31:21 " ponte señales en el camino, coloca marcas por donde pasaste".
Este pasaje nos habla de poner señales que son barreras de protección, esas señales tienen que estar en nuestra mente, porque nuestra mente necesita dirección para no volver a cometer los errores que cometimos en el pasado, por eso hay que poner señales mentales: por acá pasé y me fue mal, por acá hice esto y esto me dio resultado, hice aquello, esto y me trajo más pobreza, hice lo otro y me terminé enfermando pero hice aquello y me termine sanando.
Yo tengo que poner señales, que fue el agradecimiento de hoy por las cosas buenas que ustedes hicieron para llegar a tener ese milagro que Dios les dio, o sea caminaron bien, se acercaron al Señor, pidieron al Señor y hoy vinieron a agradecer el buen camino para conservar eso que Dios les ha dado, por eso dice: ponte señales en el camino y coloca marcas, porque cuando Dios nos da algo, lo primero que decimos es, yo no voy a cometer el mismo error, tenías la plata, la salud, tenías a tu familia otra vez reunida, toda junta después de una gran pelea, decís, no voy a cometer el mismo error, pero lamentablemente nuestra mente vuelve a los errores que cometimos, porque tal vez se han hecho un hábito y volvés a hacer lo mismo con lo nuevo que tenés en tu mano, por eso tenés que ponerte señales en tu mente y esas las tenés que tener permanentemente en tu cabeza para recordarlas.
Ponete señales mentales.
El ponerte un límite mental, por acá no, por acá si, esto no lo vuelvo a hacer, esto ni loca lo repito, te da poder y eso se llama "autodisciplina".
Si hay un fuego en un campo y no lo controlo, los bomberos no lo controlan, ese fuego se propaga y destruye todo. Si yo voy por una ruta por donde no hay carteles me voy a perder, no voy a llegar nunca a ningún lado, eso es lo que pasa con la mente cuando no se han puesto señales mentales.
Cuando nuestra mente se olvidó de todo y dice, y bueno, voy a hacer lo mismo que hice siempre, me dieron plata, se la presto a mi amigo que la necesita para invertir, porque yo soy buena persona y la vez pasada cuando le prestaste a tu amigo él se fue y dejo de ser tu amigo.
Y bueno, decís, yo estoy con esta pareja pero voy a histeriquear un poco, total histeriqueo eso no es nada malo, ¿que tiene de malo?, la vez pasada lo habías hecho y perdiste tu matrimonio y hoy lo estás volviendo a hacer porque la mente va a los lugares negativos, o a los hábitos negativos, por eso vos tenés que ponerte protección mental, o sea, tu pasado tiene que ser algo útil, tu pasado en tu vida tiene que ser tu mentor, tu pasado te tiene que enseñar por donde ir y por donde no pasar nunca más en la vida, porque cuando tenemos algo, lo primero que decimos es, yo no me equivoco más, yo no meto la pata más, yo no lo hago nunca más, pero lo primero que hacemos es volver a ese hábito conocido, por eso tenés que ponerte señales, y tu pasado tiene que ser, no un anciano que te castigue, mirá lo que hiciste, sino un anciano sabio que te diga ¿te acordás esto? mirá ahora tenés que ir por el otro lado, no vuelvas a cometer el mismo error y para eso hay que acordarse todo el tiempo .
¿Cómo vas a hacer para acordarte todo el tiempo? lo tengo que escribir.
Cada señal de tu vida la tenés que escribir para recordarla, porque nosotros nos olvidamos, nos ha pasado, si yo no anoto me olvido, vos tenés que escribir todo. ¿Qué tenés que escribir? todo lo que Dios te prometió.
Me acuerdo que hace dos años Dios me prometió tal cosa, la tenés que escribir, ¿que le prometí yo al Señor que iba a hacer el día que estuviera sana? lo tengo que escribir, porque tal vez le prometí algo y ahora no me acuerdo, Dios me sanó pero no me acuerdo, Señor te voy a servir, te voy a adorar, voy a ir todos los días a la iglesia, te sanaste y te olvidaste de eso que le prometiste.
Y no hacés nada y ahí se quiebra el pacto, ahí perdés lo que lograste, porque hubo un pacto anterior que vos hiciste: Señor yo voy a hacer esto cuando vos me des la sanidad, cuando vos juntes a mi familia, yo te voy a agradecer de tal manera, te olvidaste porque no lo anotaste, no pusiste una señal mental y ahora el pacto se quiebra y a veces no nos damos cuenta porque nos olvidamos, porque no escribimos que le prometimos al Señor.
Por eso vos tenés que anotarte, tenés que escribir, tenés que usar tu teléfono celular para ponerte una notita en el teléfono y que te suene una vez por día para acordarte qué le prometiste a Dios, qué es lo que Dios te prometió, por donde no vas a ir más, que errores no vas a cometer, que cosas buenas hiciste en la vida, para que sepas el camino por donde vas a andar y saber que todo en la vida te va a salir bien y que lo que Dios te dio se va a mantener y se va a multiplicar al ciento por uno.
¿Qué tenés que hacer? Escribir, anótalo en cualquier lado, anótatelo en la mano, por acá no paso más, por acá si puedo pasar, Dios me prometió, yo le prometí a Dios, y eso te va a tener pendiente todo el tiempo para que no vuelvas automáticamente, al hábito negativo que te llevó al fracaso y puedas hacer lo bueno para que lo que tenés se multiplique en tu vida.
En segundo lugar una vez que lo escribís ponete objetivos para eso que tenés, tal vez tenés algo y por el miedo a perderlo no estás haciendo nada, retenés pero no hacés nada, no disfrutás de tu dinero, porque, a ver si lo perdés, no podés disfrutar de ese trabajo porque vivís tensionada, no podés disfrutar de tu salud porque tenés miedo que te vuelvas a salir un cáncer, no disfrutás de nada, la vida te encerró en un circulo y no podes disfrutar de nada en la vida, porque estás reteniendo lo bueno que Dios te dio.
Tenés que empezar a ponerte metas, cuando alguien corre una maratón, o corre una carrera, tiene una meta de llegada y hay un ganador, si vos no te ponés una meta nunca vas a llegar, y nunca vas a ganar nada en la vida, no podés seguir reteniendo, porque el que retiene va a menos, dice la palabra el que retiene va a menos, lo retenés lo vas a perder cada día un poquito.
¿Qué tenés que hacer? ponerte una meta. Esto no va a quedar así, Dios me dio la salud pero yo ahora voy a ir por más, ahora voy a hacer algo más por mi cuerpo para seguir conservando esta salud y para que mi salud se multiplique. Lo que no hice antes que me llevó a la enfermedad, ahora voy a hacer para que la salud sea multiplicada en mi vida, y no pierda esta sanidad por un mal uso, o una mala administración de mi cuerpo, ¿qué es lo que tengo que hacer con este dinero? antes lo presté, antes lo guardé, antes hice tal cosa y perdí todo, con esto no lo voy a hacer, entonces tengo que ponerme una meta, un objetivo, éste dinero no lo voy a gastar en cualquier pavada, no se lo voy a dar a cualquiera, este dinero voy a tener un proyecto, un objetivo, voy a alcanzar una meta y voy a salir ganando. Amén.
Hay algo más para vos. Cuando vos entiendas que todo lo que tenés tiene que ir a más, vas a quebrar el espíritu que a veces viene a tu vida, que dice, voy por menos, lo voy a perder, lo voy a tener, no me va a durar mucho este matrimonio feliz, no me van a durar mucho estos hijos que ahora están conmigo y parecen que me quieren, y parece que la cosa se restauró, no me va a durar mucho éste éxito, es superfluo, no me va a durar mucho y tu mente y tu espíritu tienen esa frase interna que dice, voy siempre por menos, porque no me merezco tener más, no me merezco esto que logré y como no me lo merezco voy siempre por menos, y cuando lo perdés decís: yo sabía que lo iba a perder, yo sabía que me iba a enfermar de nuevo, yo sabía que el cáncer va para un lado para el otro, yo sabía, cosas de vieja, no digas cosas de vieja, porque no sos vieja.
Y yo no me merezco tanto dinero, tenia razón mi ex que decía que yo era un desastre con plata en mano, entonces te boicoteas ese éxito, volvés a cometer los mismos errores, porque no tenés la señales en tu cabeza, no tenés la promesa de Dios, no tenés lo que vos le prometiste a Dios, y no tenés el concepto de que Dios te ha hecho nacer para brillar y para darte más sobrenaturalmente de lo que todavía tenés. Hemos nacido para brillar. Hay algo más para mí.
Todo en la vida se te tiene que cumplir, todo lo bueno no lo malo. Todo en la vida se te tiene que multiplicar. Amén.
Podés decir, pero yo perdí algo, ¿cuántas perdieron algo? por todo esto que dije, por otras razones, porque administraron mal, porque se mandaron cualquiera, porque no supieron cuidar, porque no pusieron metas, porque no tenían señales, porque no las escribieron y no se las anotaron y perdieron algo. Tenés que aprender a escuchar la voz de Dios. ¿Qué significa escuchar la voz de Dios?
En la historia que leímos Dios le dijo a Abraham: Abraham tenemos mucho que hacer. ¿A cuántas les gustaría que Dios les diga eso? que te digan: Rosa tenemos mucho que hacer, María tenemos mucho que hacer ¿Cuantas quieren que Dios les diga eso? sabés que Dios te dice, tenemos mucho que hacer. Queridas mujeres, queridos varones, tenemos mucho que hacer, Dios está buscando gente que le sea leal, que le sea fiel, y entonces cuando Dios le dice a Abraham, vení, vamos, tenemos mucho que hacer, Dios le dijo: y para hacer eso necesito tu corazón.
A mi me encanta esta historia, porque es una historia donde si me hubiese pasado, como nos pasa muchas veces cuando perdemos algo, lo primero que hago es decirle a Dios ¿por qué si vos me lo diste?, ¿y a vos te parece? luché tanto por esto y ¿ahora por qué no me defendiste?, ¿por qué no lo hiciste?, ¿por qué no le mostraste tu poder? ¿Por qué estás callado?, ¿por qué hacés silencio?
Pero cuando algo perdiste se te fue de las manos, el Señor te está diciendo, tenemos mucho para hacer, pero primero necesito tu corazón. El Señor está necesitando tu corazón. Fíjense el pasaje, dice que cuando Abraham escuchó a Dios, dice que se levantó y fue muy de mañana, muy temprano al lugar que el Señor le había dicho.
¿Qué es para vos muy de mañana? ¿Qué es para vos muy temprano? para cada una de nosotras muy temprano es algo, si vos te acostás a las cuatro de la mañana, muy temprano son las cuatro y media, pero si vos te acostaste a las ocho de la noche, tal vez a las cuatro de la noche no sea muy temprano, vos tenés que ver qué es muy temprano para vos, ¿qué significa? que el hombre escuchó la voz de Dios y se levantó muy de mañana para obedecer
El no cuestionó nada de Dios, Dios le dijo: necesito tu corazón, tenemos mucho para hacer y vas a ir hasta el monte y vas a sacrificar a tu hijo, o sea, eso que lograste, eso que tenés, quiero ahora que me lo entregues, y él hizo silencio y se levantó muy de mañana.
A veces le decimos a Dios, bueno, pero más adelante, bueno, si, yo te prometí Señor que cuando me dieras eso, yo iba a hacer tal cosa, pero más adelante, aguantame Señor un poco, y le pedimos al Señor que nos aguante, y Dios dice, pero necesito tu corazón porque hay mucho por hacer, pero aguantame Señor, yo voy a dejar a ese hombre, porque yo sé que estoy mal, yo sé que estoy haciendo algo que no corresponde, pero aguantame Señor, yo voy a dejar de hacer eso, yo voy a dejar el alcohol, pero aguantame, y el Señor te dice, te estás destruyendo vos, no es por mi que te lo estoy diciendo, porque estoy necesitando tu corazón porque hay mucho para hacer y te estás destruyendo, la cantidad de mujeres que he escuchado que tienen VIH y eso es por esperar, esperame un poco Señor, ya voy a cambiar, y de pronto cayeron en eso, y hoy están enfermas, angustiadas, y Dios te va a sanar porque Dios lo hace, pero te hubieses podido evitar todo eso administrando bien tu vida.
Pero él obedeció, rápido, se levantó muy de mañana, ¿saben qué? Dios no quería a Isaac, Dios no quería al hijo de Abraham, Dios no quiere lo que tenés, Dios solo quería el corazón de Abraham y ¿sabés que había en el corazón de Abraham? conocía y confiaba cual era el carácter de Dios. Y yo quiero decirte, que si ya lo sabés, porque yo te dije la vez pasada, si ya sabés el final de la historia, sabés lo que te va a pasar a vos y a mí.
Abraham conocía el carácter de Dios y sabía que si Dios le había dado, Dios le iba a volver a dar y con mucha más abundancia.
Yo quiero decirte que si vos sos una persona que obedecés a Dios rápido, y conocés el carácter de Dios, si Dios te dio algo, y lo tuviste en tu mano, y lo tuviste acá Dios te dice: conoces mi carácter, si yo te di, te voy a volver a dar, y el doble de lo que te di la primera vez. Si él lo hizo una vez, lo va a volver a hacer otra vez y con mucha más abundancia. Créelo.
Perdiste algo, pero un día lo tuviste en tu mano, Dios te va a volver a dar, porque ese es el carácter de Dios, por eso Abraham fue, él fue con lucha pero lo hizo igual, porque él sabía el carácter de Dios y dijo, acá hay algo raro, huelo algo raro de Dios, porque si Dios me dio acá hay algo raro, es como un enigma de Dios, pero Abraham sabía el carácter, por eso se levantó y fue.
Vos tenés que conocer el carácter de Dios, Dios te ama tanto, él no te quita para destruirte, él a veces te pide algo que tal vez lograste, que tal vez tenías, pero no porque necesita eso, no porque quiere sacártelo, él te lo va a dejar porque ya sabemos el final de la historia, y te va a dar una nación grande, o sea te va a dar abundantemente, él te lo va a dejar, no te preocupes, pero él necesita tu corazón y cuando Abraham le dio a su hijo, Dios no permitió que lo sacrificara, porque no pretendía a Isaac, pero vio el corazón de Abraham. Dios quiere ver tu corazón, hoy no tenés pero Dios está viendo tu corazón, hoy te falta pero Dios está viendo tu corazón, hoy tal vez no tengas salud pero Dios te está formando en este tiempo, para que seas fuerte cuando esa salud venga el doble y para que sepas administrar bien tu cuerpo.
Hoy no tenés finanzas, hoy estás en deuda, pero Dios te dice, estoy viendo tu corazón, estoy viendo tu carácter, no te preocupes, porque si lo hice una vez, lo voy a volver a hacer, si una vez tuviste, te voy a volver a dar y si nunca tuviste vas a recibir de mi mano, porque yo soy el dador y como dador yo disfruto el dar, por eso vas a recibir en tu mano todas las bendiciones que tengo para tu vida. Santo.
Se viene, si él lo hizo, él lo hará otra vez.
Dios está reclamando tu atención, es como un esposo celoso cuando nace el primer hijo, viste, cuando nace vos estás todo el día cuidando el bebé, y ya lo dejaste a un lado, eso les pasa a todas las primerizas, y el marido exige, empieza a pedir atención, pero ahora ya no te cuidás, no me querés, no me mimás, no querés estar conmigo, se pone celoso. Dios es así.
Dios te dice, te estás entreteniendo más con lo que te di y no me prestás atención, y él está reclamando tu atención, él está queriendo que lo mires a él, él está queriendo que lo adores a él, que le cantes a él, que le digas palabras hermosas, que le digas acá estoy Señor, hoy no tengo, pero conozco tu carácter y sé que si tuve me vas a dar el doble, y sé que sos el dador del mundo, por eso voy a recibir, pero hoy mis ojos están puestos en los tuyos.
Ponete señales mentales.
Abraham nos enseña que él obedeció y no tuvo que entregar nada, fue un acto de mentirita porque Dios le dijo, está bien, yo solo quiero tu corazón. Dios te vio distraída, distraído en este tiempo, Dios quiere llamar tu atención, no quiere lo que tenés, te quiere a vos, tu corazón, porque hay tanto por hacer, no te distraigas delante de Dios, él es el único que puede proveerte, es el único que puede llenar tu corazón.
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