Friday, October 04, 2013

EL FLAGELO SOCIAL QUE DESTRUYE LA CONDICIÓN HUMANA.

seguir luchando contra la burocracia





Adicción patología social.

De Jorgelina E. Rodriguez

Adicción quiere decir etimológicamente lo no dicho.

En nuestra sociedad actual los jóvenes se encuentran inmersos en un paradigma llamado post posmodernismo; la caída de valores junto con depresiones graves y la asociación directa a las drogas son una constante.
Históricamente existen antecedentes de que el consumo de sustancias y preparados han existido desde siempre. Café, mate, té, cola, guaraná, han sido cultivados para su utilización desde tiempos inmemoriales para reducir la sensación de fatiga y de hambre.
Es en la época moderna donde se produjo el empleo de sustancias de efectos depresivos sobre el sistema nervioso central como el alcohol y opiáceos.
La mayoría de los jóvenes expresan que no tienen deseos de
estudiar, ni de hacer nada en pos de un ideal.
En Argentina
Como en otros países esto se debe a la desesperanza en cuanto al porvenir, entonces se yuxtaponen factores netamente culturales, sociales, políticos más los individuales puros.
Freud decía en Psicología de las masas y análisis del yo que: “Todo individuo es social antes que individual” refiriéndose a que nacemos ya en una cultura, época que nos preexiste.
El uso y abuso de substancias, se deben a múltiples factores, paso a enumerar algunos:
1. la sociedad en dónde el sujeto toma valores, creencias, ideales, objetivos, etc.
2. la familia donde se estructura subjetivizándose como ser del deseo, configuración compleja, ya que de allí depende su posicionamiento en la vida como la herencia en sentido de admisiones u omisiones
La situación económica en dónde se vive.
3- Las creencias religiosas que cada vez son menores debido también a una sociedad en declive espiritual.

Hablar de adicciones es decir lo imposible en boca de sujetos que no pueden expresarse en un mundo que visualizan como cerrado y es un intento fallido de huir de lo insoportable.
Las toxicomanías cuando suplen el sentido del ser hacen del adicto de bastón para poder caminar; es en todos los casos carencia de padre y de una madre que no sabe vehiculizar la palabra paterna. Las suplencias del fármaco hacen de fantasma conforme el sujeto está drogado mientras que en la abstinencia la falta en ser se manifiesta en un dolor agudo, tanto físico como psíquico.
La mayoría de los programas que se han desarrollado y aun se desarrollan en Argentina son precarios ya que el reduccionismo impera en ellos.
Algunas granjas de recuperación más bien actúan como establecimientos de control en dónde el nombre pasa a un segundo término por la frase “Soy adicto”.
¡Pero eres persona! Y tu ser ¿A quién le pertenece?
Ello sería la pregunta ingenua. El Estado ve posibilidad de acción sólo en grupos de riesgos, no en enfermos y por ello los neuropsiquiátrico se desbordan. Los planes no incluyen reinserción laboral, profesional, cursos, sino más bien marginación y una idea de país de primer mundo:-“La droga es imposible de erradicar; demos a las personas la posibilidad de drogarse tranquilamente y nos mantenemos al margen.”
Son en verdad marginados, como sucede en España y más aun en Suiza sin un verdadero plan que apunte a la cura. Mientras ésta existe se mide entre costos y beneficios en materia económica.
¿Cuánto sale recuperar a un paciente adicto?
¿Cuánto mantenerlos al margen a través de centros que palian las demandas?
¿Cuánto erradicar la corrupción y el gran negocio de las drogas?

Merck laboratorio de Alemania, sintetizó por primera vez la cocaína de allí que se diga merca.

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