Boleto
El domingo por la tarde, en esas recorridas al vuelo que realizo día a día, tomé el colectivo de la Línea 271, int.-467- CH. 1163, dicen en el boleto que saqué, de 1,10 y que lo aborde a las 17,37 hs, en la parada de la Estación Burzaco, su Terminal. Boleto N° 000504 Secc. 1I .
Bien, dicho todo esto, el vehiculo tenía el cartel que decía Lomas A y el conductor, antes de permitir el ascenso, recorrió el interior y, luego quitando de la boletera un papel, invitó a subir.
Me ubique en una hilera de asientos para una persona.
Me ubique en una hilera de asientos para una persona.
Inmediatamente observé que las personas que subían detrás de mi, volteaban con gestos de repugnancia y, miré para el lugar y vi, UN ENORME VOMITO que cubría una parte del piso, debajo del asiento.
Preste atención, y, nadie, nadie protesto. Yo tampoco.
Preste atención, y, nadie, nadie protesto. Yo tampoco.
Al tomar el recorrido de costumbre, la gente seguía subiendo, llegaban al lugar y, buscaban otro lugar. Calladito, calladito. Nada más que hacían un gesto de incomodidad.
Claro, en búsqueda de crónicas, tomé una foto, dos, tres. Pero, más allá del hecho, luego de apearme, quedé pensando en mi, en los otros, en los pasajeros que, sin molestarse en llamar la atención al conductor, al chofer, siguieron –seguimos- viajando.
Es decir que, hilando finito, nosotros, los habitantes del llano social, nos hemos acostumbrado a vivir acompañado con olores nauseabundo, pisar la degradaciòn y…mirar para otro lado.
Implica que, ya tenemos curtidos los sentidos, derechos y obligaciones, ética y moral, y, nos hemos acostumbrados a chapalear el fango, de la condición humana.
No es una queja, sino, sería un hipócrita, simplemente, es una reflexión.
Y termino de preguntarme; ¿hasta que punto se ha degrado nuestra persona, que, da lo mismo viajar en ese estado que, no afecta al organismo ni para una simple arcada?
Claro, en búsqueda de crónicas, tomé una foto, dos, tres. Pero, más allá del hecho, luego de apearme, quedé pensando en mi, en los otros, en los pasajeros que, sin molestarse en llamar la atención al conductor, al chofer, siguieron –seguimos- viajando.
Es decir que, hilando finito, nosotros, los habitantes del llano social, nos hemos acostumbrado a vivir acompañado con olores nauseabundo, pisar la degradaciòn y…mirar para otro lado.
Implica que, ya tenemos curtidos los sentidos, derechos y obligaciones, ética y moral, y, nos hemos acostumbrados a chapalear el fango, de la condición humana.
No es una queja, sino, sería un hipócrita, simplemente, es una reflexión.
Y termino de preguntarme; ¿hasta que punto se ha degrado nuestra persona, que, da lo mismo viajar en ese estado que, no afecta al organismo ni para una simple arcada?
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