Monday, January 26, 2009

EL GOBIERNO CENTRAL TOMA CONOCIMIENTO DEL PELIGRO DE UNA MALA TACTICA PUEDE DEJARLO EN MALA SITUACIÓN

-EN LA NACIÓN- de hoy lunes 26 de Enero.

Laura Serra y Gustavo Ybarra LA NACION

Este año no anticipa buenas noticias para el matrimonio Kirchner: de no repuntar en las encuestas, perderá la hegemonía que hoy, a duras penas, mantiene en el Congreso.
Las elecciones legislativas de octubre próximo serán un escenario por demás exigente para el Gobierno, que se jugará en esos comicios buena parte del futuro de su proyecto político.
Las cifras son elocuentes. En la Cámara de Diputados, la Casa Rosada pondrá en juego 62 bancas de kirchneristas puros, casi la mitad (48%) de los 127 escaños que se renovarán en diciembre próximo. En el Senado, la cifra es más exigente aún: el oficialismo deberá revalidar 14 legisladores sobre un total de 24 representantes que finalizan su mandato.
Esto es así porque que en la Argentina los tiempos de bonanza electoral en materia parlamentaria se convierten, cuatro años después, en duras y exigentes pruebas políticas, sobre todo cuando se trata de un gobierno con varios años en el poder. Les ocurrió al alfonsinismo, en 1987, y al menemismo, una década después. Ahora es el turno del kirchnerismo, que en 2005 realizó su mejor elección legislativa.
Y la prueba no llega para el oficialismo en su mejor momento. Aunque todavía faltan más de diez meses para los comicios, una eternidad en la política argentina, el actual es un escenario de incertidumbre para el proyecto kirchnerista. Acaba de finalizar tal vez el peor año de gestión, marcado por la derrota en su pulseada por imponer las retenciones móviles y su consecuente pérdida de imagen para Néstor y Cristina Kirchner, y 2009 se presenta con una crisis económica global en ciernes y amenazante.
Además, desde el peronismo ya se empiezan a alzar cada vez más voces disidentes, algo impensado hasta la caída de la resolución 125, y un nuevo concepto comienza a forjarse en la política nacional: el poskirchnerismo.
"Con un poco de suerte, recuperamos las que ponemos en juego, aunque creo que vamos a perder bancas", confesó ante LA NACION un destacado diputado oficialista.
Es que la exigencia es importante. En Diputados, el principal desafío será la provincia de Buenos Aires, donde el kirchnerismo pondrá en juego 20 bancas de las 35 que se renovarán en las elecciones de octubre.
Tan fuerte es la apuesta que todavía no se descarta que el propio Néstor Kirchner le ponga el cuerpo a la disputa electoral -que sería a partir de forzar la renuncia de uno de los dos senadores oficialistas por Buenos Aires-, para tratar de traccionar votos. Ese escenario se cristalizaría sólo si la oposición fuera dispersa en dos o más listas.
Otro dato para tener en cuenta son los nombres que deberían abandonar el recinto de Diputados en diciembre próximo. Empezando por el titular de la bancada kirchnerista, Agustín Rossi (Santa Fe), los principales defensores de la Casa Rosada terminan su mandato este año (ver aparte).
A pesar de que estas cifras deberían encender luces de alarma en la Casa Rosada, en algunos despachos oficialistas confían en que la oposición no podrá armar un frente único, lo cual favorecería los planes del kirchnerismo: la fragmentación facilitaría la cosecha de bancas, gracias al sistema D´Hont, en distritos grandes como la provincia de Buenos Aires. La oposición
Para buena parte de los bloques de la oposición, las elecciones legislativas de este año también implicarán, aunque menor, un desafío.
En Diputados, el radicalismo, cuyo caudal de miembros viene en franca disminución desde 2001, pondrá en juego la mitad de sus bancas, al igual que el bloque que responde a Mauricio Macri, líder de Pro, y el socialismo. En tanto, el bloque SI, que aglutina a quienes se distanciaron de Elisa Carrió, deberá renovar seis de sus nueve integrantes.
En el Senado, deberán revalidar sus bancas tres radicales, sobre un total de 8, el socialista Rubén Giustiniani, el cordobés juecista Carlos Rossi, una radical disidente y dos de Fuerza Republicana. Salvo los tucumanos, para el resto de las fuerzas los pronósticos son favorables.
Como se ve, el panorama es complicado para el kirchnerismo. Este escenario no hace más que darle mayor relevancia al grupo de aliados oficialistas que en ambas cámaras han aportado votos valiosos para el Gobierno.
Esos legisladores, en su mayoría, no deberán renovar sus bancas este año, por lo que tendrán una inmejorable posición para negociar sus votos con el Poder Ejecutivo.

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