El flamante presidente, Barack Obama, conversa con su jefe de Gabinete, Rahm Emanuel, en el Salón Oval Foto: EFE
Alberto Armendariz Para LA NACION
WASHINGTON.? Después de los masivos festejos para celebrar su asunción como primer presidente negro de Estados Unidos, Barack Obama comenzó ayer su primer día al mando de la Casa Blanca con una agitadísima agenda y varios anuncios.
La suspensión de los controvertidos tribunales especiales en Guantánamo, el congelamiento de salarios de toda su administración y restricciones a lobbistas fueron las medidas más destacadas. Además se reunió con asesores para evaluar cómo fortalecer la economía, y con militares para analizar un retiro de tropas de Irak.
"Las instalaciones en Guantánamo para las personas incluidas en esta orden cerrarán lo antes que sea practicable, pero no más tarde que dentro de un año desde la fecha de esta orden", destaca un borrador que circulaba ayer y que sería firmado en breve por el mandatario.
El cierre de la prisión abierta en 2002 en una base norteamericana en Cuba, muy cuestionada por organizaciones de derechos humanos, "mejorará la seguridad nacional y los intereses de la política exterior de Estados Unidos y de la justicia", según afirma el proyecto que ayer fue entregado a la prensa.
Con estos anuncios, el flamante mandatario buscó enviar un claro e inequívoco mensaje a los estadounidenses y al mundo de que se inicia en el país una etapa de renovación, de mayor responsabilidad, ética, austeridad y transparencia. Sus acciones buscaron demostrar que ya quedaron atrás los ocho años de gobierno de George W. Bush y que empiezan a plasmarse las promesas de cambio hechas durante la campaña.
"No importa cuánto tiempo seamos los guardianes de la confianza pública. Nunca debemos olvidar que estamos aquí como servidores de la gente", subrayó Obama durante la jura del personal de la Casa Blanca.
Poco antes, el joven presidente había recibido la confirmación de que su pedido, anteanoche, de congelar por 120 días los procesos judiciales de excepción en la base naval de Guantánamo había sido aceptado.
El visto bueno lo dieron dos fiscales que llevan estos polémicos casos sobre sospechosos de terrorismo, Patrick Parrish y Stephen Henley.
La medida detendrá entonces hasta el 20 de mayo próximo los 21 juicios pendientes. Entre ellos, se encuentran los procesos a cinco individuos acusados de planificar los atentados del 11 de septiembre de 2001, que enfrentan la pena de muerte, y el de un joven canadiense que integraba las filas de los talibanes en Afganistán y que está acusado de matar a un soldado estadounidense.
De acuerdo con la moción que presentó el nuevo gobierno, la suspensión permitirá revaluar el sistema de comisiones militares especiales para juzgar detenidos, examinar los expedientes de los 245 extranjeros aún detenidos en Guantánamo, y determinar si pueden ser acusados por delitos en jurisdicciones más apropiadas. Se presume que en las próximas horas Obama firmará la orden para cerrar totalmente este controvertido centro de detención, aunque esa medida podría tomar meses en concretarse (ver aparte).
Desde su apertura en 2002, cuando llegó a tener 800 prisioneros, los tribunales militares especiales de Guantánamo fueron blanco de duras críticas porque permitieron durante varios años la encarcelación de personas sin que hayan sido acusadas de nada. Además, en los procesos que se iniciaron, se aceptaron confesiones obtenidas bajo presión y pruebas de testigos que nunca fueron llamados a confirmar sus versiones.
En tanto, en el acto con los nuevos empleados de la Casa Blanca, Obama anunció que congelará los salarios de los funcionarios que ganan más de 100.000 dólares al año para que estén a tono con las dificultades económicas que enfrenta todo el país.
"Las familias estadounidenses se están ajustando los cinturones, lo mismo tiene que hacer Washington", afirmó Obama. Contra el lobby
También advirtió que no contratará a nadie que haya trabajado en los últimos dos años haciendo lobby dentro del área para la cual haya sido considerado. Si el funcionario contratado deja finalmente la Casa Blanca antes que Obama, deberá prometer no trabajar como lobbista en el sector en el que se haya desempeñado mientras él siga siendo presidente.
"Por mucho tiempo esta ciudad tuvo demasiados secretos", destacó. También abogó por una mayor transparencia en el gobierno, lo que ayer se cristalizó con una recepción para cientos de ciudadanos comunes en la Casa Blanca.
Por la tarde, el hiperactivo mandatario se reunió además con su equipo económico para ajustar su plan de estímulo económico de 825.000 millones de dólares que pidió al Congreso, y analizar el destino de 350.000 millones de dólares del rescate financiero.
Poco después convocó al vicepresidente Joe Biden, al secretario de Defensa, Robert Gates, el único republicano dentro del gabinete, y al general David Petraeus, comandante a cargo de las fuerzas armadas estadounidenses en Medio Oriente.
Todos ellos mantuvieron en la Casa Blanca una teleconferencia con el general Raymond Odiero, jefe militar estadounidense en Irak, para examinar más detenidamente la posibilidad de retirar cuanto antes las tropas de combate estadounidenses de ese país. Durante la campaña, Obama prometió sacarlas en el plazo de 16 meses, siempre y cuando no afecte los intereses de seguridad del país.
Como si fuera poco, habló por teléfono con el primer ministro de Israel, Ehud Olmert, y el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmoud Abbas, así como con el presidente de Egipto, Hosni Mubarak; y con el rey Abdullah de Jordania, para renovar los esfuerzos de Estados Unidos por lograr la paz en Medio Oriente.
La primera jornada como presidente había comenzado temprano, con un servicio interreligioso en la Catedral Nacional, en el que participaron más de 20 representantes de distintos credos. Allí un coro de niños afroamericanos pareció anticiparle lo que vendría cuando le cantó el tema gospel Tiene todo el mundo
No comments:
Post a Comment