Un mensaje mafioso
El incendio del automóvil de una periodista en Caleta Olivia forma parte de la política de hostigamiento desde el poder político
Con el trasfondo en el ámbito nacional de los empeños reiterados del oficialismo por hostigar a todos aquellos que resistan públicamente su prepotencia, fue incendiado en Caleta Olivia, Santa Cruz, el automóvil de una periodista caracterizada por investigar al poder político provincial.
Se trata de una nueva muestra, más directa, más salvaje, de la política de la presión constante, rayana en el ataque, no sólo contra el periodismo independiente, sino también contra todo sector que se opone al kirchnerismo o se niega a ser cooptado por él. Se ha visto esta política de apriete sobre la justicia independiente y la han sufrido, entre otros, la jueza María José Sarmiento y Otilio Roque Romano, integrante de la Cámara Federal de Mendoza.
El kirchnerismo no tolera que se le diga no, no tolera la voz independiente ni el ejercicio recto por parte de jueces que se niegan a obedecer sus mandatos o de periodistas y empresas periodísticas que han rechazado convertirse en meros voceros de la palabra oficial. Sirva como ejemplo el hostigamiento judicial sufrido por directivos de Papel Prensa.
No debe extrañar, entonces, que cuando desde la sede del poder central se acentúan los ataques contra el periodismo independiente, en un remoto lugar del país como Caleta Olivia, conocido feudo kirchnerista, haya habido un atentado contra la periodista Adela Gómez, de Radio 21. Es ésta una emisora local, crítica de la forma en que se conducen los negocios públicos del municipio y de la provincia.
Llama la atención que el intendente Fernando Cotillo, del Frente para la Victoria, haya puesto más energía en exigir una rectificación de las imputaciones de la periodista afectada que en advertir que se perseguirá hasta sus últimas consecuencias a quienes produjeron el intencionado suceso delictivo.
Adela Gómez ha dicho que el poder político en Santa Cruz "no tiene límites para actuar" en la persecución de los adversarios. Ha confesado que siente miedo después de lo ocurrido.
El incendio de su automóvil pudo haber producido, dadas las circunstancias del caso, que las llamas se extendieran al hogar de la propietaria. Por otra parte, tiempo atrás la mencionada cronista resultó blanco de siete perdigones disparados por la Gendarmería Nacional, en medio de manifestaciones realizadas en la ruta 3. Uno de aquellos perdigones se halla todavía alojado en su cuerpo.
La utilización descarada de medios de comunicación oficiales para atacar a periodistas críticos del Gobierno ha llegado a extremos sin parangón bajo gobiernos democráticos, al menos en los habidos durante el último cuarto de siglo.
Hay campañas permanentes, montadas con recursos públicos, que entrarán en la antología de lo que no debe hacerse, tanto por razones morales como políticas, desde los medios del Estado.
Esas campañas mal podrían quebrantar la entereza de los periodistas que actúan en la esfera de la prensa libre de los favores oficiales. Sin embargo, sería irresponsable excluir el riesgo de algún acto de provocación que, según como interprete un enajenado los mensajes estimulados desde el poder, logre en el terreno físico lo que estas campañas censurables no obtienen en el ánimo indeclinable de la mayoría de los destinatarios.
Llama la atención que un gobierno que se muestra tan preocupado por las violaciones a los derechos humanos en el pasado permanezca en silencio frente a los atroces ataques que se cometen en el presente, como el acontecido en el territorio donde el matrimonio presidencial desarrolló la mayor parte de su carrera política o como los habituales escraches efectuados por sectores serviles al oficialismo contra quienes no comparten la filosofía del Gobierno.
Urge, por lo tanto, el esclarecimiento del grave hecho ocurrido en Caleta Olivia, mientras se toma nota de las palabras de la diputada Silvana Giúdice, presidenta de la Comisión de Libertad de Expresión de la Cámara baja: "Cada vez que se investiga al oficialismo, los periodistas sufren algún tipo de intimidación".
He allí otro campo de acción para el Congreso Nacional y una Justicia atenta al respeto del espíritu y la letra de la Constitución que nos rige.
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