El 20 de marzo a las 23:53
CARTA DE UN ALUMNO A SU MAESTRO
Enséñame cómo aprender y no qué aprender; enséñame a pensar y no tan
sólo qué debo pensar. Así desarrollaré mi inteligencia y no simplemente mi
memoria.
No me regañes delante de mis compañeros. Me haces sentir humillado y
temeroso de ser rechazado por ellos. Aceptaré mejor tus correcciones, si me
las haces calmadamente y en privado.
Señálame mis cualidades y reconoce mis habilidades. La confianza que así
desarrollo en mis capacidades me anima a esforzarme y me hace sentir
valioso y adecuado.
No me insultes con palabras, ni con gestos despectivos. Me haces sentir
menospreciado y sin ánimo para corregir mis faltas o debilidades. Ten en
cuenta mi esfuerzo y mi progreso, no sólo el resultado final. A veces con
poco esfuerzo logro mucho..., pero es más meritorio cuando pongo todo mi
empeño, así logre poco.
No me examines procurando rajarme, ni te ufanes de haberlo logrado. Mis
notas deben reflejar mi desempeño y no lo harán si las utilizas para
desquitarte. Anota lo que hago bien y no sólo lo que está mal. Cuando
subrayas mis éxitos y no mis fracasos, me siento motivado a seguir
mejorando. Cuando me corrijas o me disciplines, hazlo sin maltratarme física
o emocionalmente. Si atacas mi persona o mi personalidad, deterioras mi
autoestima y no mejoras mi disciplina. Confía en mí y demuéstrame tu
confianza.
Cuando me repites la misma cosa una y otra vez, me doy cuenta de tu
desconfianza y esto me precipita a fracasar. Trátame con cariño, cortesía y
respeto. En esta forma te admiraré y, por lo tanto, desarrollaré un profundo
respeto por ti.
No me amenaces, pero si lo haces, cúmplelo. Si no cumples lo prometido,
aprenderé que, haga lo que haga, siempre puedo salir eximido. No me
ruegues ni me implores que me porte bien. Te obedeceré cuando me lo
exijas con firmeza y sin hostilidad.
Procura hacer clases amenas e interesantes, en las que yo pueda participar.
Me aburro cuando todo es rutina, sólo tú hablas y yo nada puedo aportar.
Cuando te haga preguntas, no me digas "eso ya lo expliqué". A veces tus
explicaciones no son claras o suficientes para mí: si pregunto es porque
quiero entender y aprender.
No tengas preferencias. Cuando alabas a unos e ignoras a otros, deterioras
nuestras relaciones y haces de mis compañeros mis enemigos. Cuando me
criticas para corregirme, me defiendo y no acepto mis defectos. Sólo si
acepto mis fallas, podré tratar de corregirlas. Ten en cuenta que aprendo
más de quien aprecio que de quien me desprecia.
No aceptes mis excusas ni mis ruegos por el incumplimiento en mis tareas.
Cuando debo asumir las consecuencias de mis faltas, aprendo a
responsabilizarme por mis deberes.
Escucha lo que te digo con atención e interés. Si me ignoras o me callas
cuando trato de expresarme, entiendo que mis ideas son tontas y que, por
lo tanto, mi inteligencia es corta.
No me compares con mis compañeros, ni con mis hermanos en años
anteriores. Recuerda que no soy ni puedo ser igual a nadie y que, aunque no
tengo las mismas, también poseo grandes cualidades. Trata de conocerme y
de apreciarme como persona. Conociendo mis habilidades particulares
podrás ofrecerme oportunidades para triunfar. Al sentirme capaz e
importante para ti, crecerá el concepto que me forme sobre mí.
Ayúdame a desarrollar mis cualidades y no simplemente mis capacidades.
Ten en cuanta que... antes que un buen estudiante, debo ser un buen ser un buen ser humano.
Un abrazo a todos!!!
Cecilia
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