El bochorno de la Fragata Libertad
El acortamiento del viaje del buque escuela le ofrece al mundo una imagen negativa de nuestro país
El viaje de instrucción de nuestra fragata escuela Libertad fue acortado por expresa orden presidencial, so pretexto de que no hay presupuesto para completar el recorrido previsto. Se trata de una determinación desafortunada, porque, entre otras consideraciones de peso, ese emblemático velero de nuestra Armada se constituye, año tras año, en propicia exhibición itinerante de las potencialidades argentinas.
Tanto más lamentable es la medida canalizada a través del Ministerio de Defensa, por el hecho de que la fragata intervendrá en el próximo Encuentro y Regata Internacional de Grandes Veleros Velas Sudamérica 2010, organizado conjuntamente por las marinas de guerra de nuestro país y de Chile, con motivo de los festejos del Bicentenario de la emancipación de ambas naciones y, asimismo, de Venezuela, Ecuador y México.
Ni siquiera las confusas explicaciones emitidas por la ministra Nilda Garré y por el jefe del Estado Mayor General de la Armada, almirante Jorge Godoy, alcanzan a excusar el papelón internacional que habrá de representar el inopinado retiro de la regata de nuestro velero mayor, que se deberá quedar en puerto venezolano y no completará las dos etapas restantes de esa competencia, cuya finalización se producirá en Veracruz, México. La improvisación y la imprevisión signan la medida, injustificable desde todo punto de vista: la organización de esta amistosa prueba comenzó en 2006.
Según se ha informado, completar la regata determinaría efectuar "gastos ingentes". Cabe preguntarse cuán costoso le puede resultar al tesoro nacional llegar hasta México, en lugar de recalar en Venezuela. Sobre todo porque nuestras autoridades nacionales no son precisamente moderadas en materia de gastos: un particular, el piloto de automovilismo José María "Pechito" López, recibirá dos millones de dólares del Estado, a título de contribución para que pueda sentarse en el puesto de conducción de una máquina de Fórmula 1. Además, pese a la gravosa y negativa experiencia del año último (un millón de dólares por cada gol convertido en el torneo Apertura), el Gobierno se apresta a redoblar su apuesta para hacerse cargo de la transmisión televisiva del fútbol de primera división, invirtiendo un 250 por ciento más del costo que por esas emisiones abonaba hasta el año último la empresa Televisión Satelital Codificada.
No se han suministrado las cifras concretas de los "gastos ingentes" que demandaría el viaje completo y sin recortes de la Fragata Libertad, pero ante esa danza de cifras daría la impresión de que el sustento de esta empresa náutica requeriría recursos muy inferiores a aquellos topes.
Sin embargo, nuestras autoridades siguen dándole al mundo pobrísimas imágenes de nuestra realidad institucional. Es claro, el papelón en que están incurriendo con el buque escuela es mínimo apenas se recuerde la alocución pública presidencial en que difundió su determinación de no viajar fuera del país por temor a la conducta que en esa instancia pudiese tener el vicepresidente de la Nación.
Por otra parte, queda la sensación de que el recorte del viaje de la Fragata Libertad obedece menos a la falta de recursos que a una expresión concreta de los rencores setentistas que las autoridades del Poder Ejecutivo ni se molestan en disimular. Rencores que tanto han venido empañando y demorando la imprescindible reconciliación de todos los argentinos.
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