Sunday, November 29, 2009

EN LA NACIÓN DE HOY, PINO SOLANAS, LEALO, CON LLUVIA SE ENTIENDE MEJOR UNA NOTA LARGA, E INTERESANTE


"Se acaba la locomotora del levantamanos"

El diputado electo de Proyecto Sur dice que "la caja" oficialista no pesará en el nuevo Congreso, explica que no hará "una oposición caníbal" y afirma que Néstor Kirchner es "uno de los grandes traidores a la patria"
Ricardo Carpena
LA NACION

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Domingo 29 de noviembre de 2009 | Publicado en edición impresa 

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"Se acaba la locomotora del levantamanos" Foto: FERNANDO MASSOBRIO

Algunos políticos argentinos parecen los más fieles seguidores de Marx. Pero no precisamente de Carlos sino de Groucho, sobre todo cuando el genial comediante norteamericano sentenciaba: "Estos son mis principios; si no le gustan, tengo otros".
Tal vez con la intención de mostrarlo como un dirigente anquilosado, congelado en los años cincuenta, sin reflejos ni voluntad de cambio, a Pino Solanas algunos le critican justamente que mantiene sus principios y ciertos conceptos desde hace varias décadas. Pero el líder de Proyecto Sur demuestra que puede actualizarse, corregirse e incluso admitir que no está tan convencido sobre definiciones que lanzó con énfasis apenas unos minutos antes.
En la entrevista con Enfoques, por ejemplo, pasó de defender encendidamente al presidente venezolano, Hugo Chávez, a aclarar que "no firma un aval por nadie" y que, en realidad, tiene "una opinión fundamentada sobre todo lo que pasa en la Argentina, pero no sobre lo que pasa en los demás países". El cambio se produjo muy rápidamente luego de que este periodista le preguntó qué pensaba acerca de decisiones complicadas del régimen bolivariano, como el cierre de 35 radios, muchas de ellas críticas del gobierno.
Pino Solanas parece así. Apasionado, sincero, histriónico, directo, contundente y, aunque sea muy obvio, cinematográfico. Fue la última gran sorpresa electoral de la ciudad de Buenos Aires, con un 24,5 por ciento de los votos, que le permitió ubicarse segundo en el distrito, aunque desde que nació, hace 73 años, vive en Olivos (salvo los 7 años de su exilio en Europa durante la dictadura). Está enrolado en ese rótulo a veces difuso que se conoce como peronismo de izquierda, dirigió películas como La hora de los hornos El exilio de Gardel , y asumirá su banca de diputado nacional el 10 de diciembre próximo, pero tendrá en la mira su candidatura presidencial para los cruciales comicios de 2011 y, simultáneamente, la intención de procurar ganar la elección de jefe de gobierno porteño.
En el diálogo con Enfoques, Solanas destacó que su apoyo a la ley de medios que impulsó el kirchnerismo no debía interpretarse como un vuelco de Proyecto Sur a las filas oficiales porque él, según dijo, desde los años noventa está en favor de modificar la ley de radiodifusión. "El proyecto era muy malo -admite-. Pero se plantó toda la centroizquierda y el Gobierno tuvo que dar vuelta la taba. Ganamos en 17 de los 25 cuestionamientos que hacíamos." Aun así, advierte: "No vamos a hacer una oposición caníbal ni vamos a jugar a ninguna desestabilización institucional".
Estamos a no más de 10 cuadras de la quinta presidencial, en su casa de Olivos, reciclada con buen gusto, un toque retro y una buscada onda brasileña (la esposa de Solanas, Angela Correa, es una actriz nacida en la tierra de Lula). Pero este político-cineasta no perdona a su vecino de origen santacruceño. Lo acusa de haber acordado un pacto de gobernabilidad con Carlos Menem, de no haber cambiado "la matriz neoliberal" y de "poner el Gobierno al servicio del capitalismo de amigos". Y, como si esto fuera poco, lo coloca "en la vitrina de los grandes traidores a la patria".

Video: Pino Solanas: «No vamos a hacer oposición caníbal»

Solanas anticipa que su fuerza presentará en estos días unos 20 proyectos de ley que los legisladores de Proyecto Sur impulsarán en la Cámara de Diputados, afirma que en el Congreso que viene "se acaba la locomotora del levantamanos" y revela que el año próximo armará un gabinete alternativo para apuntalar su plan presidencial.
-Da la sensación de que siempre tiene que sacar patente de opositor. Que algunas de sus decisiones, como el apoyo a la ley de medios, confirmarían que la centroizquierda está captada por el kirchnerismo y que por eso tiene que justificar cada uno de sus pasos. Debe de ser una carga pesada, ¿no?
-Eso es pesado, pero, al mismo tiempo, lo han instalado mucho los medios, que tienen un gran olvido: no hay otra persona que haya batallado más por reemplazar la ley de radiodifusión que yo. Eso se olvida. En los años noventa, como convencional constituyente, incorporé la cláusula de cultura que está en la Constitución, donde por primera vez se habla de la necesidad de proteger el espacio audiovisual. En esa misma época presenté dos proyectos de modificación a la ley de la dictadura y, además, realicé dos coloquios internacionales sobre el tema. Nadie habló de eso.
-Más allá de los medios, ¿no hay una demanda de la gente de mayor oposición?
-Cuando apoyamos la ley, el conjunto de los medios dijo: "Se pasaron al kirchnerismo". Fueron un poco injustos porque incluso lo dijeron de los socialistas. Desde el inicio de nuestra gestión en Proyecto Sur, dijimos: no vamos a hacer oposición caníbal ni vamos a jugar a ninguna desestabilización institucional. Vamos a afianzar y a defender la continuidad republicana a ultranza, pero los proyectos buenos para la democracia, para la gente y para el país, así vengan de la oposición o del Gobierno, los discutiremos, los trataremos de mejorar o nos opondremos con toda fuerza. La política es consenso. Ganarle y poner de rodillas al otro, como se pretendió con el campo, no corresponde a la política, sino a la guerra.
-Pero siempre se sospecha que el Gobierno, detrás de algunas iniciativas con fines auspiciosos, esconde una segunda intención que desvirtúa el sentido más loable.
-No me cabe la menor duda. Es muy difícil ganarle en picardía a Kirchner. Te quedás parado y te ovilla. En la campaña me preguntaron varias veces sobre este tema y dije que si el kirchnerismo quería impulsar la ley de medios, si estaba dentro de lo que estábamos pensando, lo íbamos a apoyar. Pero apareció el proyecto y era muy malo, y dijimos que no. Fuimos la primera oposición frontal, con 25 impugnaciones, como el ingreso de las telefónicas. Y se plantó toda la centroizquierda y el Gobierno tuvo que dar vuelta la taba. Nosotros la cambiamos. Ninguna ley es perfecta, pero uno no puede ganar en todas. Ganamos en 17 de los cuestionamientos. ¿Por qué no esperamos al 10 de diciembre? Después de haber esperado 15 o 20 años, con decenas de proyectos para modificar la ley, pero ninguno con fuerza porque el lobby mediático era muy fuerte, ¿qué garantías había de que con una nueva mayoría iban a impulsarlo? Dijimos: aprovechemos la ocasión, que se abra el debate y se avance lo más posible. Hay posibilidades de modificarlo a partir del 10 de diciembre. En el Congreso hay que buscar consenso. Y el que viene va a ser muy bueno en eso. Se acabó la locomotora del levantamanos . Cuando una fuerza está en declive, hay migración.
-El jefe del bloque de diputados kirchnerista, Agustín Rossi, a dvirtió al diario Crítica hace unos días que la Presidenta vetará las leyes que impulse la oposición...
-Si lo hace, va a quedar al descubierto su vocación autoritaria y desestabilizante. La del maestro del chantaje y de amedrentar al ciudadano que es Néstor Kirchner, que en cada elección dice "si no nos votan a nosotros volvemos al pasado, la represión, la hiperinflación". Va a quedar claro que el desestabilizador es el kirchnerismo, que es una máquina de engaño, una máquina de hacer negocios con bienes públicos. Y, a la vez, una máquina desestabilizante. Las decisiones del Congreso las deben respetar. Esto pone bien al desnudo la farsa democrática de la Argentina. Los tres poderes, ¿cuándo han funcionado de manera independiente? Cuando llega Menem, regimenta el Poder Judicial, y Granillo Ocampo, el que pagaba los sobresueldos a todos, promueve la reforma judicial, que regimentó todos los fiscales y multiplicó los juzgados federales. Toda esta historia que llega hasta hoy, con la reforma de Kirchner de la Corte, pero que no toca nada de lo de abajo. La Justicia está doblegada. ¿Qué han hecho el procurador nacional del Tesoro y el de la Nación para defender el patrimonio público, que ha sido salvajemente saqueado? ¿Cuántos son los condenados? María Julia Alsogaray. ¿Y el pacto de gobernabilidad entre Menem y Kirchner?
-¿De qué pacto habla?
-Hasta mediados de 2005, Menem era un delincuente, perseguido por varias de sus causas penales. De pronto, se retira Gustavo Beliz, que lo investigaba en las cuentas en Suiza, y cambia todo. Menem empieza a dejar de ser el hombre de las causas penales y pasa a ser el que empieza a tener conflictos matrimoniales. ¡Vino la negociación entre el kirchnerismo y el menemato! Un pacto de gobernabilidad. Las causas contra Menem fueron encajonadas. ¿Cómo era posible que alguien con más de 10 procesos penales en curso ingresara en el Senado? Debió atravesar la Comisión de Asuntos Constitucionales. ¿Quién presidía esa comisión? La senadora Cristina Fernández de Kirchner [se ríe con ganas].
-¿Imagina algún pacto similar que les dé esas garantías a los funcionarios actuales?
-Acá hay pactos con todos. Si Kirchner acaba de comprar a [Ricardo] Colombi. ¿Cuáles son las grandes diferencias entre el macrismo, el PJ en sus variantes y la UCR? No hay diferencias de fondo en la estrategia de gerenciar el modelo actual. La prueba: acaban de votar juntos la apertura del canje de deuda. Un escándalo. Hasta Miguel Angel Broda y Daniel Marx dicen que es una barbaridad lo que piensan pagar. Les van a pagar 50% más de lo que hubieran cobrado en 2005. Cuando Eduardo Duhalde y Rodolfo Terragno dicen que hay que buscar un pacto de gobernabilidad, están hablando de un "Pacto de Olivos II". Que cierra con la reforma política y con afianzar el aparato del bipartidismo. Terragno dice que hay que defender la continuidad jurídica a ultranza. ¿La continuidad jurídica de todo este saqueo y burla que nos ha hecho perder el patrimonio?
-He leído declaraciones muy elogiosas suyas hacia Hugo Chávez. ¿Es su amigo?
-Me lo he encontrado varias veces, en Venezuela, acá... Tengo simpatía por él.
-Usted dijo que la democracia venezolana era un ejemplo para Occidente.
-No sé si tanto... Ha impulsado un proceso de transformación muy seria en Venezuela. Lo que sale acá de Chávez, a través de los medios, es si tiene un grano, si dijo un exabrupto. No sale nada de lo que vive realmente Venezuela, que es un proceso de participación popular extraordinario, de todos los sectores. Por primera vez, barrios que jamás tuvieron un hospital o un dispensario lo tuvieron. Quienes nunca pudieron enviar a sus chicos a la escuela, los enviaron. Un proceso de industrialización muy serio. Y las tasas de crecimiento que ha tenido... Sin presos políticos. Si leo todos los diarios, la sensación es que es un dictador que tiene a la oposición en las mazmorras.
-Hay decisiones complicadas, que dan lugar a que lo acusen de autoritario. Usted dijo que allí hay libertad de prensa porque existen más medios privados que públicos, pero Chávez ha dispuesto el cierre de 35 radios.
-No conozco, no te quiero decir... No te firmo un aval por nadie. Yo tengo opinión fundamentada sobre todo lo que pasa en la Argentina. Lo que pasa en los demás países, la verdad es que no... En general, puedo dar una visión, una impresión.
-A Chávez también lo critican por hacer mucho asistencialismo, pero no una real redistribución de la riqueza.
-Puede ser. Todas esas cosas pueden ser. Tendría que... en fin... darte más argumentos.
-Muchos dirigentes argentinos toman como modelo en la región a Lula o Michelle Bachelet. ¿Su modelo es Chávez?
-Todos tienen cosas interesantes. Pero no tomo de modelo a nada ni a nadie. Quizá porque yo me inicié en la cultura y he detestado siempre la copia y la imitación. Copiar es de una indignidad tal...
-Hay una inspiración que a veces uno no busca, pero que existe...
-La tarea del artista es encontrar su lenguaje. Y los argentinos tenemos que encontrar un camino propio para nuestro país. Acá hubo mucho sacrificio, mucho dolor, mucho exiliado, mucho maltratado, mucho prisionero. Nosotros queremos un cambio en paz y en democracia. Sería tonto decir que uno se niega a conocer el mundo. He tenido la suerte, por mi profesión, de recorrer buena parte del mundo, pero buena parte. Y el exilio lo convertí en un hecho positivo al vivir en varios países donde aprendí mucho. No se puede importar ni aplicar nada. Lo que le sirve al otro quizás a vos no te sirve. Lula tiene cosas espléndidas, como esa obstinación del consenso. Bachelet también tiene cosas interesantes. Hay que tomar de cada uno, pero somos distintos.
-¿Se ve más como jefe de gobierno porteño o como presidente de la Nación?
-Lo decidirá la fuerza. Yo estoy encabezando un proyecto de cambio nacional. Si nos da el cuero, vamos a encabezar el proyecto presidencial. Si no, seremos gobierno en la ciudad de Buenos Aires en 2011. Están las dos posibilidades. El país está para más. Hay un pueblo que está esperando un proyecto nuevo que acabe con los profesionales de la política, con ese bipartidismo, con tanta mentira. Una cosa es tener la "caja" y comprar a Colombi o a quien sea y otra es que los ciudadanos después te respalden [se ríe].
-En 2011, ante un posible ballottage, ¿apoyaría a Kirchner o a Julio Cobos?
-Eso se verá. No me gusta hacer futurología. El gran socio de Kirchner fue Cobos. Tan socio fue que integró la fórmula de su señora. Tanto, que en 2007 promovió la provincialización del petróleo. Y antes de dejar el mandato negoció la prórroga, por otros 30 años, de las doce áreas de Mendoza. La mitad se las dio al grupo Manzano-Vila. A José Luis Manzano, aquel que robaba para la corona. Desconfío mucho de estos señores que se esconden en largos silencios. Un "De la Rúa II", no.
-¿Qué cree que hay detrás del gran incremento patrimonial de los Kirchner?
-Eso roza lo delictivo. Aprovechar la posición dominante, ser alto funcionario de la Nación, para hacer negocios con bienes públicos es un escándalo. El más infamante de los delitos. Es inconcebible que algunos intelectuales lo justifiquen como una piolada. ¿Qué le van a decir al hombre que está ganando su salario dignamente? Lo dije y lo reitero: Néstor Kirchner dio la luz verde a la segunda privatización del petróleo en la Argentina, con la seudoargentinización de YPF en favor de sus amigos, ese 15 por ciento que no compró para la Nación... Fíjese la catadura moral de un mandatario argentino que no hace negocios para la Nación. Los hace para su entorno. Y ahora, con la vuelta al endeudamiento de la Argentina, confirma lo que había dicho en 2007: que Kirchner se había colocado, y ahora bien asentado, en la vitrina de los grandes traidores a la patria. Junto a Menem, por supuesto.
© LA NACION

MANO A MANO

Hay que aprovechar cuando hace una pausa para respirar. Sólo así se le puede hacer una pregunta a Pino Solanas. Quizá sea exagerado plantearlo de este modo, pero casi no da tregua. Ni a su interlocutor, por la extensión de sus respuestas y la cantidad de conceptos y de información que va enlazando, ni, por supuesto, a los destinatarios de sus críticas. De todas formas, es capaz de escuchar, de aceptar otras opiniones y de realizar autocrítica. Es notable cómo maneja algunos números, sobre todo vinculados con sus caballitos de batalla, como el petróleo, los ferrocarriles y la minería. Escucharlo entusiasma, contagia una "pasión por lo nacional", aunque a veces me dio la sensación de estar ante alguien de otra época, salido del túnel del tiempo. Su entusiasmo contrasta con la frialdad de algunos jóvenes y asépticos profesionales de la política. Llegué con la sensación (o el prejuicio) de que me encontraría con un aliado de izquierda del kirchnerismo. No lo parece. Es como un Hermes Binner al que le inyectaron vitaminas. El desafío que afronta es decisivo. Criticar es lo más fácil. Pero deberá legislar, consolidar su fuerza y demostrar que lo que propone no es sólo decorado de otra de sus películas.

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