Wednesday, April 21, 2010

BRASILIA: ¡¡UNA BELLEZA"" DIGNA DE CONOCER


La capital de Brasil cumple medio siglo

  • Fue trazada sobre un plano y construida en apenas tres años.
  • Reúne algunas de las obras más espectaculares de Niemeyer.
  • Es la única ciudad construida en el siglo XX que es 
  • Patrimonio de la Humanidad; tiene forma de avión.

Minuteca todo sobre: 
Agencia-para -viarrapida-confinadrogue
RAFA VIDIELLA. 21.04.2010 - 11.57 h
Es, quizá, la ciudad menos brasileña de Brasil. Nada de playas y mar, mucho fútbol y naturaleza exuberante: aquí lo que resalta es la huella humana. La de políticos como Lula, que gobierna desde el Palacio del Planalto; la del arquitectoOscar Niemeyer, autor de éste y otros edificios de la ciudad, o la de Lucio Costa, el urbanista que trazó la capital futurista del que, según el escritor Stefan Zweig, sería siempre "el país del futuro".

Futuro... Ésa es la palabra más idónea para definir lo que uno encuentra aquí, en medio del inmenso Brasil. Ya desde el cielo impresiona: cualquiera que llegue en avión verá, desde el aire, su fascinante trazado, mezcla de avión y de cruz. Un guiño estético de la única ciudad construida en el siglo XX que es Patrimonio de la Humanidad. 

Un guiño racional de una ciudad diseñada sobre un plano, en la que las alas agrupan viviendas y comercios y el fuselaje avenidas y oficinas federales. La cabina, por supuesto, es ocupada por la plaza de los Tres Poderes, que reúne al Poder Ejecutivo, Legislativo y Judicial. 

Origen épico

Si Río de Janeiro es hogar de cariocas y Sao Paulo de paulistas, los habitantes deBrasilia son los candangos. El término viene de África, donde significa ruin: así fueron bautizados los primeros obreros que, animados por el entonces presidente Juscelino Kubitschek, acudieron a un paraje inhóspito a cimentar la ciudad del mañana. 

<p>Brasilia</p>
Paupérrimos, trabajaron sin descanso para que el sueño de arquitectos, urbanistas y políticos estuviese a tiempo. 30 mil candangos empezaron, en 1957, su homérica misión. Muchos murieron, pero lo lograron: el 21 de abril de 1960 Brasilia era la capital de Brasil.  ¿Pero por qué? ¿Por qué quitarle la capitalidad a la bellísima Río, que lo era en esos momentos, o a la fascinante Salvador de Bahía, que lo fue con anterioridad? 

Por la obsesión, desde hacía siglos, de poblar y aprovechar la vasta meseta central brasileña. Algo que hizo realidad el mencionado Kubitschek, muerto en accidente de coche en 1971 y que, por supuesto, reposa bajo un monumento en su honor en Brasilia. Un lugar, el Memorial JK, proyectado, cómo no, por Oscar Niemeyer. 

Curvas en el tiempo

103 años después de nacer, Niemeyer sigue vivo. Y no sólo eso: también está lúcido y continúa trabajando. Como hizo hace más de medio siglo, cuando recibió el encargo de proyectar los edificios de una ciudad, por entonces, de papel. 

<p>Brasilia</p>
Pero ni las prisas ni la magnitud del proyecto le impidieron apostar por lo sensual (las curvas de sus obras remiten, según dice, a las de la mujer), lo utópico (Frank Gehry lo definió como un "genio marginal", por encerrarse años a urbanizar una selva) y, sobre todo, lo moderno. Porque sus obras de Brasilia, aunque cincuentonas, nos hacen viajar a siglos venideros. 

Como dijo el cosmonauta soviético Yuri Gagarin cuando en 1961 conoció la ciudad, "al desembarcar en Brasilia me siento en otro planeta. Esto no es la Tierra".
Y es cierto que, por ejemplo, acercarse a la explanada donde se asienta la catedral metropolitana es como encaminarse hacia una construcción alienígena. Y así ocurre con los otros edificios de Niemeyer que salpican la ciudad: desafiantes, colosales, monumentos al riesgo.

Las torres gemelas, enmarcadas por un hemisferio y una semiesfera, que componen el Congreso Nacional. La divertida fachada de la Igrejinha da 307/308 Sul, que recuerda a la toca de una monja. El reflejo de las puntiagudas columnas del Palacio de Alvorada, residencia oficial de Lula, o los trazos del Palacio de Planalto o de la Casa do Cantador.

El centenario Niemeyer, comunista confeso, fue premiado tanto en Moscú como en EE UU durante la guerra fría. A los políticos soviéticos les dijo que sus edificios eran "horribles". "No vine a criticar", bromeó, "pero ustedes me preguntaron". Con los americanos también se llevó bien. Y con genios como Le Corbusier, al que llevó de paseo por Río para convencerlo de algo: que, también en la arquitectura, la curva es más agradecida que la recta.

Simple abstracción

<p>Brasilia</p>
Con Kubitschek y Niemeyer, el tercer padre de Brasilia es Lucio Costa, nacido en 1902 y muerto en 1998. Fue él, gracias a un comité presidido por Niemeyer, el elegido para diseñar la ciudad. Fue Costa quien trazó esas gigantescas manzanas sin fábricas, cruzadas por infinitas avenidas y donde no podían mezclarse bancos, casas y edificios públicos.

Por supuesto, también fue Costa quien eligió a Niemeyer para construir con hormigón y cristal la ciudad. Dicen que Niemeyer era el práctico, el realista, mientras que Costa era más utópico y soñador. Por eso, por ejemplo, ninguno de los edificios de viviendas de la ciudad supera los seis pisos: porque, según Costa, ésa era la altura máxima desde la que una madre podía escuchar a su hijo jugar en el parque. Belleza. Razón. La mejor arquitectura mundial.

Un paseo por la ciudad

Tras hora y media en avión, uno llega a Brasilia y se encuentra con una ciudad sin peatones: las distancias aconsejan a sus habitantes (dos millones y medio) usar coche o transporte público. La mayor parte de ellos, por cierto, no son nativos del lugar. El Lago Paranoá, que concentra lugares para el ocio y el deporte, es artificial: fue construido para aumentar las reservas de agua de la región.

No comments: