Friday, April 02, 2010

EN LA NACIÓN DE HOY -VIERNES SANTO

Fernando Laborda | Ver perfil
El pulso político

El enemigo más temido de los Kirchner

Fernando Laborda

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Viernes 2 de abril de 2010 | Publicado en edición impresa 
Un viejo consejo político indica que se debe hablar lo menos posible en público del enemigo al que más se le teme. Si se sigue esa consigna, parece claro que no es el vicepresidente Julio Cobos quien más atemoriza a los Kirchner. Por el contrario, a estas alturas, suena ingenuo que en el kirchnerismo no se haya advertido que cada mención desde la Casa Rosada a Cobos no hace más que darle aire y aumentar su crédito en la opinión pública.
No deja de ser sorprendente que, en las últimas horas, hombres del gobierno nacional salieran a pegarle al vicepresidente, asociándolo al enemigo más temido del matrimonio presidencial: la inflación. Cobos había expresado que la inflación "no se puede negar", como tampoco la pérdida del poder adquisitivo. El ministro del Interior, Florencio Randazzo, dijo que aquél estaba faltando a la verdad, al tiempo que otras voces del oficialismo lo acusaron de estar conspirando para elevar las expectativas de inflación en la sociedad.
Llama la atención que nadie en el Gobierno apunte por el mismo motivo hacia el líder de la CGT, Hugo Moyano, quien ha proclamado una y otra vez que las cifras sobre el costo de vida del Indec carecen de credibilidad y que la mejor vara para medir el impacto de la inflación son las góndolas de los supermercados.
Pero a los Kirchner no les gusta contradecir en público a Moyano. Porque en el fondo le temen y, aunque sea visto hoy como un aliado del oficialismo, creen que es uno de los pocos que podrían desestabilizar su gobierno. Es que el dirigente camionero representa el poder de la calle que tanto cuidó la pareja presidencial desde que llegó a Balcarce 50, hace casi siete años.
Los Kirchner también han ordenado que no se hable de inflación. Precisamente porque también le temen. Por eso el ministro Amado Boudou ha preferido interpretar que los precios no suben sino que se "reacomodan" o que en lugar de un estallido inflacionario hay "una tensión de precios". Un palabrerío que, lejos de aclarar el problema que sufre la sociedad, lo oscurece y que, lejos de ocultarlo, hace que todos hablen más de él y que muchos sientan que el Gobierno los toma por tontos.
¿Por qué la inflación es el enemigo más temido de los Kirchner? Porque afecta a todos los sectores sociales, pero de manera especial a los más desprotegidos y a los asalariados de clase media baja.
Desde la crisis del campo la imagen positiva del matrimonio gobernante se halla estabilizada entre el 20 y el 30 por ciento, y su imagen negativa se acerca al 60 por ciento, por lo cual su competitividad electoral está gravemente herida. No obstante, hay un dato no menor: el piso de los Kirchner se encuentra consolidado entre el 20 y el 22 por ciento del electorado. No es un número con el que puedan volver a ganar una elección general, pero es un valor más que respetable para condicionar a sus rivales.
Forman ese piso núcleos intelectuales vinculados a un pensamiento populista y de centroizquierda, minoritarios pero influyentes; sectores bajos y medios bajos, y el aparato clientelista que vive de los subsidios.
Pero no hay plan social que aguante si los aumentos de precios carcomen los bolsillos de los más humildes. Y ante la falta de respuestas y el agotamiento de las estrategias intervencionistas de Guillermo Moreno, sólo queda echarle la culpa a Cobos.

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