Sunday, April 04, 2010

NOTA PUBLICADA EN REVISTA FORTUNA (-de -viarrapida-) ¡¡CADA VEZ, MÁS POBRES!!

Los ultra ricos están más pobres

Cómo sufren los magnates la debacle económica internacional. Sus fortunas cayeron como mínimo un 20% en un año y medio (algunos perdieron hasta el 90%). Menor consumo de bienes de lujo, champagne y langosta. El avance de los brasileños.

CHRISTIAN RIAVALE, (DESDE PARÍS)

"Mire si será grave la crisis que hasta yo tuve que empezar a trabajar”, bromea el príncipe saudita Al Salid Ben Talal, que posee una fortuna de u$s 4.000 millones invertida en Estados Unidos, Asia y Europa. Esa boutade refleja claramente el desconcierto de los magnates más poderosos del mundo frente al impacto que tuvo la crisis en la cúspide de la pirámide financiera: en 17 meses de recesión, sus fortunas se redujeron entre un 20% y 90%. En algunos casos, el golpe fue brutal, como le ocurrió al ruso Oleg Deripaska, que en 2008 ocupaba el noveno puesto en el ranking de la revista Fortune con una fortuna de u$s 28.600 millones. En poco más de un año, el poderoso rey del aluminio perdió u$s 25.000 millones y sus industrias consiguieron sobrevivir, hasta ahora, gracias a las subvenciones acordadas por el gobierno de Rusia, de la mano de su primer ministro, Vladimir Putin, y su presidente, Dimitri Medvedev.
La revista Forbes, por su parte, asegura que los 100 hombres más ricos de Rusia “cayeron más de 70%” y en total “perdieron u$s 142.000 millones”. Pero los efectos turbulentos de la crisis no afectaron solamente a los bolsillos de los magnates rusos. Los tres millonarios que ocupan los primeros puestos del podio también sufrieron una enorme hemorragia de su fortuna: el patrimonio de Bill Gates se redujo de u$s 58.000 a u$s 40.000 millones; el gurú de las finanzas Warren Buffet perdió u$s 25.000 millones aunque conserva u$s 37.000 millones, y el mexicano Carlos Slim pasó de u$s 60.000 a u$s 35.000 millones. “Los grandes potentados se empobrecieron como le sucedió a todo el mundo”, concluye la publicación.
Uno de los más afectados fue el multimillonario indio Lakshmi Mittal. La pérdida financiera que sufrió en 2008 hizo tambalear todo su imperio siderúrgico: en poco más de un año, el rey mundial del acero perdió nada más y nada menos que u$s 27.000 millones, de una fortuna global estimada en algo más de u$s 44.000 millones. Con los u$s 17.000 millones que le quedan, Mittal conserva, de todos modos, el primer puesto de los potentados que residen en Gran Bretaña, según la lista publicada hace un par de meses por el Sunday Times. El millonario ruso Roman Abramovich, propietario del Chelsea Football Club, mantiene el segundo lugar en ese ranking, aunque su fortuna también decayó como consecuencia de la crisis.

TENDENCIA. Otro estudio, divulgado por el Center for Economics and Business Research (CEBR), arroja conclusiones más drásticas: de las 489.000 personas que en 2007 poseían más de un millón de libras (u$s 1,6 millones), en 2008 sólo quedó la mitad. Un tercer informe confirma la misma tendencia. Un estudio del gabinete PriceWaterHouse Coopers calcula que la crisis costó algo más de u$s 3.000 millones a los británicos y extranjeros con mayores recursos que residen en el Reino Unido.
El mismo fenómeno se produjo en Francia, donde el valor total de las 500 principales fortunas profesionales se eleva a 271.000 millones de euros, según la lista publicada a principios de julio por la revista Challenges. Esa cifra representa una baja de 27% en relación a 2008. En forma casi proporcional, la cantidad de ultra ricos franceses se redujo también en 25%: ahora sólo quedan en Francia 33 personas que poseen un patrimonio superior a 1.000 millones de euros.
CAÍDA. Pero el indicio que mejor permite apreciar el impacto que tuvo la crisis en el exclusivo universo de los ultra ricos es el estudio World Wealth Report (Informe sobre la Riqueza Mundial) publicado conjuntamente por Capgemini y Merrill Lynch. La edición de este año afirma que los magnates con un patrimonio superior a u$s 1 millon se redujeron de 10,1 millones en 2007 a 8,6 millones en 2008, lo que representa una caída del 14,9%. En el mismo periodo, sus activos se contrajeron de u$s 40,7 billones a u$s 32,8 billones, un 19,5% menos. “Esta baja sin precedentes borra los dos años de fuerte crecimiento que hubo entre 2006 y 2007”, sintetiza Nick Tucker, responsable del mercado británico de Merrill Lynch Global Wealth Management.
El golpe más duro lo recibieron los ultra ricos que pertenecen a la categoría HNWI (High Net Worth Individuals), cuyas fortunas oscilan entre u$s 5.500 millones y u$s 30.000 millones. Las 78.000 personas que sobreviven en este nicho (un 24,6% menos) resultaron afectadas en particular por el derrumbe de los mercados y perdieron, globalmente, 23,9% de sus fortunas. El vendaval financiero, sin embargo, no alteró la jerarquía geográfica de la opulencia: Estados Unidos, Japón y Alemania concentran el 54% de la gran riqueza universal. El principal cambio es el vertiginoso ascenso de China, que reemplazó a Gran Bretaña en el cuarto puesto del ranking del World Wealth Report.
En términos globales, América latina fue la región que menos sufrió: su retroceso fue de apenas un 6%. Pero el acontecimiento en el hemisferio fue la sorprendente escalada de Brasil, que saltó en lugares desde 2007 para trepar al décimo puesto del ranking mundial. Aunque es el segundo país emergente que llega al top ten, detrás de China, el informe calcula que a fines de 2008 había 131.000 potentados brasileños que pertenecían a la categoría HNWI, más que en España y otras potencias industriales. 
MENOS CONSUMO. Una de las consecuencias más importantes que tuvo la evaporación de riqueza registrada en los últimos 17 meses a nivel mundial fue que obligó a los millonarios, incluso a los ultra ricos, a reducir su ritmo de vida y eliminar gastos suntuarios. El mejor termómetro para calibrar la intensidad de ese fenómeno es el indicador Ledbury, que mide la demanda en la industria del lujo: la curva declinante comenzó en 2007, cuando realmente se sintió el primer impacto de la crisis, pero a partir de 2008 las ventas cayeron 16%. El mismo descenso registraron las ventas de champagne, que entre 2002 y 2007 habían experimentado un ascenso vertiginoso: en esos cinco años el consumo pasó de 288 a 340 millones de botellas anuales hasta que en 2008 descendió a 322 millones. La caída fue más abrupta con las langostas, que en un año perdieron todo el terreno que habían ganado desde 2002. Bentley, una de las marcas de automóviles preferidas por los magnates, tuvo que suspender varias veces su producción en 2008 y 2009 por falta de pedidos suficientes para mantener su cadena de montaje en funcionamiento permanente. De la misma manera, la joyería Vacheron Constantin reconoció que tuvo “muchas dificultades” para vender el ejemplar único del modelo más refinado de su colección de lujo: un reloj tallado en un lingote de oro blanco y ornado con 176 diamantes con un costo de u$s 7 millones. Otro indicio revelador fueron las últimas ventas de obras y objetos de arte: en una subasta de pintura y escultura moderna y contemporánea, la célebre firma Christie’s de Londres sólo recaudó u$s 227 millones, exactamente la mitad de lo que esperaba.
“Este panorama devastador obligó a numerosas empresas a revisar sus estrategias”, reconoció Lionel Barber, promotor de la Cumbre Mundial del Lujo en Montecarlo. Entre otras víctimas, la crisis provocó la quiebra de algunas empresas de moda: Christian Lacroix está en convocatoria de acreedores; la belga Véronique Branquinho optó por cerrar su empresa, y el grupo inversor IT Holding, que controla la firma Gianfranco Ferré, está en quiebra desde fines de marzo. Louis Vuitton, primer grupo mundial de marroquinería y accesorios de lujo, primero bajó sus precios un 7% y luego canceló su proyecto de alquilar un edificio de 10 pisos en Tokio para instalar una nueva boutique. El Comité Colbert, que agrupa a las principales empresas francesas de lujo, calcula que las ventas retrocederán entre 10% y 15% en 2009 y 2010.
La crisis también originó una caída de 36% en las ventas de diamantes y otras gemas, pero ese repliegue no repercutió en los precios. “La industria de piedras preciosas fue una de las más afectadas por la recesión”, admite Inge Zaamwani, director de Namdeb, principal productor de diamantes de Namibia.
La mayoría de las regiones fueron golpeadas con igual intensidad. Sólo los Emiratos Árabes, al borde del Golfo Pérsico, sigue siendo un oasis de prosperidad en medio del campo de ruinas de la economía mundial: “Los años 2006 a 2008 fueron un periodo de crecimiento irracional en la industria del lujo con aumentos de 30% a 40% anual. Ahora se producirá una estabilización del mercado, pero que será muy efímera”, estimó la socióloga Mona al Munajjed, de Arabia Saudita. “Un estímulo crucial para el consumo de productos de lujo proviene de la tradición del regalo, muy importante en la cultura musulmana, como el uso del perfume”, agrega. Sólo en Kuwait las ventas de perfume representan un negocio de u$s 1.150 millones anuales.
A pesar de la crisis, los magnates tal vez tuvieron que reducir su nivel de vida, pero no perdieron totalmente sus hábitos. Los millonarios saben que “el dinero no hace la felicidad”, pero, como decía Marilyn Monroe, “es preferible llorar dentro de un 

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