SOCIEDAD
Universidades de EE.UU. devolverán miles de muestras de sangre extraídas a indígenas de Brasil
Tras un pedido de las autoridades de Brasil, cinco universidades norteamericanas aceptaron devolver miles de muestras de sangre extraídas en el año 1967 a indígenas de la tribu amazónica Yanomami, en lo que constituyó uno de los casos más controvertidos de la denominada "biopiratería" mundial. |
La decisión forma parte del "Acuerdo de Transferencia de Material" entre el Ministerio Público brasileño y cinco instituciones estadounidenses: la Universidad de Pensilvania (Penn State), Instituto del Cáncer, Universidad Binghamton, Universidad de California en Ivirne y Universidad estatal de Ohio.
El acuerdo, revelado ayer por el diario Folha de Sao Paulo y reproducido por la agencia Ansa, indica que las universidades deberán devolver el material a los indígenas yanomamis de Brasil y Venezuela mediante la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria de Brasil (Anvisa).
En 1967, el genetista James Neel y el antropólogo Napoleón Chagnon, ambos estadounidenses, tomaron miles de muestras en yanomamis de Venezuela y Brasil.
En 2000, el periodista norteamericano Patric Tierney denunció en su libro "Tinieblas en Eldorado" a ambos científicos por haber engañado a los indígenas y haberles dado armas y otros objetos a cambio de someterse a la investigación sin autorización de los gobiernos.
Para los yanomamis, la noticia de que las muestras de sangre de sus padres, tíos y abuelos continúan congeladas en los centros de investigación es una mala noticia, dado que consideran que los restos de los muertos deben arrojarse al río y no convivir entre los vivos.
"En aquella época los científicos nos dijeron que tendríamos beneficios. Nos vacunaron contra el sarampión pero nadie habló de extraer sangre. Es un caso de biopiratería. Nuestra sangre puede ser comercializada sin que podamos hacer nada", dijo el cacique David Yanomami.
La tribu es una de las más importantes culturalmente de la zona fronteriza de Brasil y Venezuela y el caso de la extracción de sangre de 1967 es uno de los principales argumentos de las Fuerzas Armadas utilizado en su reciente informe sobre la Amazonia y la acción de las ONG extranjeras en las comunidades originarias.
Lo único que se conoce de las muestras de sangre es que fueron utilizadas para dos trabajos del Instituto del Cáncer de Estados Unidos, dijo la asesora especial de esa entidad, Karen Pitt.
De los científicos denunciados, James Neel murió en el 2000 en el inicio de las denuncias y el otro investigador, Chagnon, fue absuelto por la Asociación Americana de Antropología.
Un colaborador brasileño de ambos, el genetista Francisco Salzano, que hoy tiene 87 años, niega que el accionar con los yanomamis en Venezuela y Brasil haya sido "biopiratería" y relativizó la cuestión ética sobre el consentimiento para la extracción de sangre.
Uno de los objetivos era hacer el mapa del ADN de los yanomamis para evaluar el aislamiento geográfico y para hacer el trayecto de la migración humana hacia el continente americano, en la Era del Hielo.
Salzano dijo sobre la extracción de sangre sin consentimiento de los indígenas que "el consentimiento informado es relativo en cualquier grupo marginal, incluso urbano. No es posible esperar que esos grupos entiendan lo que ciencia planea hacer con el ADN de ellos".
Pero el diario Folha de Sao Paulo al investigar el caso reveló también que otro objetivo de los científicos era "usar a los yanomamis como grupo genético para analizar las mutaciones genéticas en sobrevivientes de las bombas atómicas lanzadas por Estados Unidos contra Japón", en el fin de la Segunda Guerra Mundial.
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